La noticia. La política tiene una capa de suciedad, rugosa, que permanece más allá de partidos y dirigentes. Cuando ese ámbito se desliza por la Justicia, lejos de ser un túnel de lavado, se contamina. La edad y con ella la experiencia cada vez ... restan oportunidades de sorprenderse. Puede ser una vida más plácida, pero menos emocionante. El PP ha anunciado ahora su intención de ejercer la acusación popular en el caso Azud o mejor dicho en una de las piezas separadas del sumario, aquella que hace referencia a la supuesta -se podría prescindir ya del adjetivo- financiación del PSPV. Asunto diferente es si aquello que parece evidente a la vista de la documentación encaja en algún tipo delictivo. El PP siempre ha tenido un dudoso sentido del humor. Recuerden aquello del Titanic para referirse al Botànic. Ahora el ingenio parece que se encamina hacia el Azur de Puig, el icónico anuncio del mar y la colonia. El PP en un magistral ejercicio de olvido se ha lanzado a ser acusación en una pieza donde en la parte central, en el tronco de las diligencias, lo que se investiga es el pago de comisiones al excuñado de la alcaldesa Barberá, el abogado José María Corbí, y al exvicealcalde de Valencia y mano derecha de la ex primera edil, Alfonso Grau. Vamos, el PP en estado puro. Al PP parece preocuparle enormemente la financiación del PSPV, pero del pago de comisiones en el entorno de su partido, de eso, mejor que se quede en el cajón. Cada vez son más voces las que apelan a una reducción de los supuestos de las acusaciones populares, un 'estorbo', en ocasiones, a una instrucción veloz. El PP ha de rentabilizar sus personaciones en causas de corrupción. Su débil acusación en el asunto del director general de Política Lingüística, Rubén Trenzano, le valió alguna reprimenda de la propia Fiscalía. Ahora continúa en dos asuntos, de entrada, con más posibilidades de réditos electorales. El caso Alquería, con la contratación ilegal de directivos en la empresa pública, y en las irregularidades en la concesión de ayudas al hermano del presidente. No se pueden desperdiciar las balas. Tampoco está el partido como para despilfarrar dinero, aunque los abogados puedan salir gratis. El PP fue primero a por el expresidente de la Diputación, más tarde a por el presidente Puig y ahora a por todo el partido. Parece que se han olvidado de la causa de Oltra, dirigente ya amortizada en el tablero. ¿O es que existen otros motivos? El reto de los populares consiste en mantener la tensión informativa sobre el PSPV hasta la campaña electoral. Y esto último resulta legítimo. Pero para eso, ¿es necesario personarse en una causa por un delito cometido en las mismas fechas por el que tu mismo partido fue condenado? ¿Hay alguien ahí con sentido común?
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