León es la provincia española que padece los más deficientes índices de cobertura de internet y telefonía móvil. La segunda peor es Valencia.

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Nada nuevo ... para cientos de miles de valencianos que sufren a diario esta carencia, mientras soportan a la vez los engaños de las compañías telefónicas, que de partida siempre aseguran plena cobertura y rechazan las quejas, y las innumerables promesas oficiales de inversión para solucionar el problema, sistemáticamente incumplidas.

En León hemos sufrido la falta de cobertura, como en muchos otros lugares de la geografía española. Todos ellos son prueba de las continuadas mentiras al respecto, pero el problema se hace mucho más patente cuando resulta que la evidencia y los datos muestran que Valencia está también en la cola, y no por algunos lugares recónditos, sino en sitios nada apartados, casi pegados a la tercera capital de España. Y es obvio que, si se trata de algún orden de preferencias a la hora de actuar y solucionar, en caso de que alguien pretendiera justificar las diferencias de servicio, en nuestro caso valenciano no será por escasez de población y de actividad económica para llegar aceptar el penúltimo puesto. Más será por desinterés, de un lado y de otro: el secular olvido hacia Valencia y la falta de presión valenciana, ese carácter de 'muelles' que tanto nos caracteriza cuando se trata de pedir y defender con la suficiente energía. El archiconocido 'meninfotisme' festero, que se acaba traduciendo en una traba de origen que obliga a reforzar esfuerzos y costes para seguir en la brega. En todos los órdenes: agua, infraestructuras, defensa de condiciones comerciales exteriores, financiación de servicios a la altura de otros... telefonía móvil e internet.

¿Cuánto tiempo llevamos con esos reiterados anuncios políticos que iban a extender la banda ancha hasta el rincón más apartado, hasta hacer realidad una plena cobertura, hoy indispensable?

La Administración pública nos imponen una relación digital a toda costa, la pandemia ha sido la excusa convertida en revulsivo definitivo para este paso; al final dará igual que al otro lado haya un funcionario o una máquina; el problema es si a este lado no hay cobertura. Ni banda ancha ni estrecha.

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