En el combate de los populares contra los populares vuelan todo tipo de estratagemas. Hubo un primer acto de guerra fría que se interrumpió en cuanto estalló el segundo, la guerra híbrida, un enfrentamiento que se caracteriza por usar presiones, amenazas, incluso chantajes para desestabilizar ... al objetivo a batir. En el tercer acto entraron en juego los instrumentos de lo que en relaciones internacionales se denomina 'proxy war', un conflicto que se delega en agentes secundarios. Aquí los medios toman posición abiertamente. También las redes sociales con auténticos batallones dispuestos a todo. La lucha intestina por el poder ha evolucionado con el paso de los siglos sin que nada cambie en el fondo sobre su esencia. Sun Tzu expuso en su archiconocido tratado sobre estrategia militar un compendio con todo lujo de artimañas para maniobrar contra el oponente. «Conoce al enemigo, conócete a ti mismo y tu victoria nunca se verá amenazada». Casado y Ayuso entraron en política siendo casi unos críos. Saben de sobra dónde están las flaquezas del otro. De hecho, ese componente personal ha actuado como potente factor inflamable en esta crisis. De amigos manifiestos a enemigos declarados. «Yo llevo apoyando 17 años a Isabel Díaz Ayuso», dijo el presidente del PP en COPE, un día después de que la presidenta madrileña le señalara: «Nunca pensé que la dirección nacional de mi partido iba actuar de una manera tan cruel e injusta contra mí».
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El caso es que cuando el mayor adversario está en la propia casa, entra en acción un alto riesgo añadido que no cabe desdeñar: que la casa salte por los aires. En el escenario volátil actual en el que sólo cuenta el impulso de la emoción, el peligro de que tal cosa ocurra no es meramente potencial sino absolutamente real. «Generalmente, el que ocupa el terreno el primero y espera al enemigo tiene la posición más fuerte; el que llega más tarde y se precipita al combate está ya debilitado». En 'El arte de la guerra', el general chino destacaba así la importancia de medir el tiempo. Sólo haciendo un buen manejo del reloj se puede obtener una ventaja sobre el otro. Como dice el refrán: «Quien da primero, da dos veces». El tiempo de reacción es capital en un contexto de psicosis mediática en el que lo que quieren unos y otros, todos, es ganar la batalla del relato. La secuencia de comparecencias en directo de Almeida-Ayuso-García Egea del pasado jueves es el ejemplo. Casado tardó 24 horas en aparecer. Si eso es un siglo en internet, lo de demorarse seis días para reunir a la Junta Directiva Nacional es una eternidad. Pero la pugna por el relato no necesariamente coincide con la historia de la verdad que es lo que se debe averiguar. Aunque esta opereta se acabe saldando, como exige en alto Feijóo, con una «última decisión».
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