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Batería baja

Mikel Labastida

Valencia

Jueves, 26 de julio 2018, 09:40

El cuerpo me ha dado avisos de que tengo la batería baja. Estoy en low. Si me miras de cerca parpadeo y casi me apago. Si hubiese un icono que reflejase el estado de carga el mío a estas alturas del curso mostraría la última barra o directamente el símbolo en rojo. Todas las alertas me advierten de que necesito un suministro extra de energía, que me conecten a una red eléctrica y me mantengan descansando durante un buen rato. ¿Recuerdan cuando nos decían que era recomendable dejar el móvil varias horas enchufado para que se recargase de verdad y aguantase después más tiempo? Pues estoy en ese punto, en modo teléfono de los de antes, de los que precisaban mayor mimo, cuidados y reposo continuo. En la era en la que todo está inventado a alguien se le debería ocurrir el modo de representar en el ser humano que sus pilas llevan camino de agotarse, más allá de esas señales rudimentarias como las fiebres en los labios.

Teniendo en cuenta las fechas en las que estamos ha llegado el momento de parar. Parar a tiempo es otra victoria. Y el mejor modo de asegurar un buen provecho futuro, así como que la vida útil de nuestra batería se alargue. Es la manera de optimizar, que diría un informático si me hiciese una revisión.

Mi sistema operativo me pide siestas, despertares sin alarmas, comidas con sobremesas y charlas, cenas con botellas de vino que se acaban, un capítulo más (y otro, y otro), acumular correos electrónicos sin contestar, lecturas en tumbonas, abrazos sin prisas, besos sin contrarreloj, roces prolongados. Y muchos ratos de nada. De esos en los que te preguntan que qué haces y contestas que nada, porque es verdad, porque tienes tiempo de sobra para malgastarlo. Conviene repasar las instrucciones. El fabricante asegura que de ese modo la batería empezará a recuperar su efectividad. En este caso el calor no deteriora y no se exige que se use un cargador oficial. Afortunadamente para esto los humanos somos menos complejos. Y podemos desafiar a la obsolescencia programada.

Es aconsejable aprovechar el descanso para realizar ciertos ajustes en el terminal y así que este pueda funcionar como el primer día (o casi) cuando se vuelva a poner en marcha. Para ello siempre se aconseja instalar la última versión del sistema operativo. Eso permitirá más adelante acoger aplicaciones nuevas, desarrollar tareas de un modo eficaz y afinar el rendimiento general. La mejor versión de mí mismo llegará una vez haya viajado mucho y bien, con opción a perderme por ciudades que no conozco y por otras que nunca se terminan de conocer aunque ya las haya visitado antes. Servirán de alimentación extra los reencuentros familiares y las estancias tranquilas con aquellos que más quieres.

Con apenas un 10% de batería cualquier centro de mantenimiento aconsejaría pulsar el botón de off.

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