Las baterías las carga el diablo

Para ser medianamente equitativo en la valoración de la arbitrariedad cometida por Pedro Sánchez al constituirse en juez y parte en la decisión de construir de una fábrica de megabaterías -la reivindicó en un artículo de prensa- debo empezar por reconocer que el Consell no debería haber ido por ahí proclamando a voz en grito que quería mojar en ese plato. Y, lo que es peor, actuando como si no fuera consciente de la competencia que podía activar el deseo de la Comisión Europea de primar la reducción de la dependencia de China en esta materia. Pecó, pues, de indiscreto. Pecó asimismo de lento. La primera medida comunitaria en este sentido data de 2017, año en que lanzó la Alianza de Baterías de la UE, sin que el secretario autonómico para la UE, Joan Calabuig, y ninguno de nuestros eurodiputados se enterasen. El BEI no tardó en conceder un crédito para esta actividad a una firma sueca en la que participan Goldman Sachs, BMW y Volkswagen, multinacional que ha puesto huevos en varios cestos. París y Berlín bendijeron la creación de un Airbus de las megabaterías encabezado por PSA, etc., etc. Y pecó de pardillo porque Ximo Puig no debería haber dejado que fueran unos 'altos cargos' los que presentaran la instancia en el Ministerio de Industria en octubre de 2019. Al menos sin que él, a su vez, le hiciera notar a Pedro Sánchez lo que representaba el proyecto para la Comunidad Valenciana y obtuviera de éste unas mínimas garantías de neutralidad en el proceso. ¿Cabe la posibilidad de que lo hiciera y de que, por tanto, supiera de antemano lo que iba a ocurrir? Todo es posible. Mas cuesta de creer que, después de fracasar estrepitosamente como ejecutivo agresivo en el intento de robarle la quebrada Abengoa a Sevilla, aceptara de buen grado que le dejaran con dos palmos de narices. Que es lo que le han hecho la Moncloa y, si me apuran, Iberdrola. Desairarlo como no lo desairó Anil Murthy. Aquella porque no ha sido neutral en la tramitación de las propuestas que debía elevar a Bruselas. Y antes de que concluyera el plazo de entrega de solicitudes, se puso el mundo por montera y constituyó un consorcio con Iberdrola y Volkswagen para levantar la fábrica como la que soñaba Puig a tiro de piedra de Martorell. Y la cía eléctrica, porque en la iniciativa gubernamental va de socio preferente y en la autonómica (donde tampoco se ha estirado mucho la subvencionada Ford), de comparsa. A pesar de los pesares. Como el que no se consuela es porque no quiere Mónica Oltra alegó que, a una mala, el taller valenciano podría dedicarse a ensamblar otra clase de baterías. Sí, de cocina, de percusión, etc.