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damián torres

Benavent vuelve a la casilla de salida

EL ESTADO DE LOS TRIBUNALES ·

El exgerente cambia de abogado, aspecto y discurso para dinamitar el caso de corrupción. Su letrado negocia para que un seguro de Divalterra pague la defensa

A. Rallo

Valencia

Viernes, 29 de octubre 2021, 00:32

El nuevo Benavent. Toda historia necesita vestirse. En el sentido figurado, pero también en el literal. Marcos Benavent se convirtió en una poderosa imagen de marketing hace seis años. Tras un viaje-fuga por medio mundo -de catarsis, se dijo en su día- apareció ... por los juzgados disfrazado a medio camino entre un anacoreta y el último acampado del 15M en la plaza del Ayuntamiento. Entonces anunció, como si de un Mesías se tratara, que iba a «salir mierda a punta pala». Lo de la barba, los tatuajes -¿todavía estarán?- su buen rollo de cambiar el mundo y sus pantalones cargo construían la fachada perfecta para un arrepentido. Y, además, el tío parecía simpático. Lo tenía todo. Completaba el atuendo con zapatos que parecían salidos de cualquier puesto de artesanía. Era el arrepentido, el colaborador, el hombre que limpiaría la corrupción de la Comunitat. Y se puso hasta un nombre: «El yonki del dinero». Escribíamos esto el pasado miércoles. Lo aprovecho de nuevo porque no encuentro mejor forma de presentar al individuo. Su comparecencia esta semana en el caso Imelsa trata de hacer añicos la investigación sobre la trama corrupta y por contaminación, también, la causa Erial, con la imputación de Eduardo Zaplana. ¿Qué ha cambiado en Marcos Benavent en todo este tiempo? Pues resulta complicado adentrarse en las expectativas, miedos y deseos de cada uno de nosotros. Más todavía en los de un personaje como Marcos Benavent. El runrún acerca de que Eduardo Zaplana paga la defensa se había convertido ya en una afirmación tantas veces repetida como la de que el jurado del caso de los trajes estaba comprado y por eso absolvieron a Francisco Camps. Que Zaplana puede resultar uno de los grandes beneficiados judiciales del cambio de estrategia del yonki es un hecho irrefutable. Pero también se puede situar en ese escenario Alfonso Rus y el resto de investigados de la supuesta trama corrupta asentada en la Diputación. Ahora se ha conocido que, en realidad, los principales cabecillas disponen del seguro de la entonces Imelsa, hoy rebautizada como Divalterra, que, de momento, va costeando los gastos de representación. Algo normal en este tipo de empresas, pero que no había trascendido hasta la fecha. Las causas de nulidad que ayer puso Marcos Benavent sobre la mesa no se ventilarán quizá hasta la llegada del primer juicio, el de los gastos electorales del PP pagados por Thematica, la empresa en la sombra de Benavent. Y el resultado de este proceso condicionará el resto de las piezas.

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El auto del pitufeo. La semana pasada se puso fin -al menos en el juzgado- al caso del blanqueo de capitales en el Grupo Municipal de Valencia. Casi seis años de instrucción de uno de los asuntos que ha terminado por embarrar la política de Valencia en los últimos 15 años. Ahora mismo se ignora si el legado de Barberá es una losa o un aval. La resolución recoge toda una operativa irregular de financiación del partido con dos artífices: Alfonso Grau y Mari Carmen García-Fuster. En el futuro del exvicealcalde no se atisba luz. Ahora mismo lleva casi seis meses en Picassent, en concreto, en la Enfermería, como uno de los cabecillas del caso Azud. Pero es que, además, está pendiente del Tribunal Supremo sobre la condena a tres años por aceptar relojes de lujo. Y en breve conocerá la calificación de la Fiscalía Anticorrupción por este último asunto. Y todo esto con 80 años de edad, con el desgaste que supone arrastrar este tipo de asuntos.

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