Directo Sigue el minuto a minuto del superdomingo fallero

La relación de Berlanga con la televisión no fue especialmente dorada. El director valenciano debutó en pantalla con 'Villarriba y villabajo', ficción ocurrente inspirada por ... un anuncio de detergentes sobre la rivalidad entre dos pueblos. Tenía un elenco notable, capitaneado por Juanjo Puigcorbé y Ana Duato, y unos personajes resultones, pero ni de lejos alcanzaba la excelencia de gran parte de las películas del realizador. Se atisbaba su mano en la propuesta coral, en el costumbrismo, en el planteamiento de algunos entuertos, pero no conseguía el cinismo y mordacidad que derrochan 'La escopeta nacional' o 'La vaquilla'.

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Mucho peor fue su acercamiento a la figura de Blasco Ibáñez a través de una miniserie de dos capítulos rodada en Valencia y con unos Ramón Langa y Ana Obregón poco inspirados. Aquel trabajo dejaba en mal lugar al escritor de 'La Barraca' y en otro no mucho mejor al padre de los Leguineche. Siempre nos quedará la duda sobre lo que hubiera pasado de haber prosperado el proyecto de 'Los Pícaros', que quiso poner en marcha en 1959 pero que la censura frustró. La serie fue ideada en colaboración con Azcona -esa pareja feliz- pero solo salió adelante un capítulo -de título 'Se vende un tranvía'- sobre un estafador que intenta timar a un rico terrateniente, vendiéndole un tranvía. A la Iglesia no le gustó el punto anticlerical y la producción se detuvo. Aquel episodio se conserva como una estupenda rareza. Afortunadamente, como se debatió hace unos meses en el festival LABdeseries, el espíritu berlanguiano se ha contagiado a numerosos personajes de la ficción nacional actual, empezando por los que pueblan 'La que se avecina' y culminando por ese Juan Carrasco, que va a seguir entre nosotros con 'Venga Juan'. Qué bien.

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