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Entre un bocata de calamares y un Erasmus

PALABRAS SOBRANTES ·

Burguera .

Valencia

Domingo, 2 de octubre 2022

No todo el mundo tiene la capacidad de aplicar el refrán de que allá donde fueres haz lo que vieres. Baldoví, sí. Lleva 11 años ... en Madrid. Se dice pronto. Pero ha tenido tiempo para aclimatarse a las prisas de la capital. Es por la costumbre de esos ritmos de la Villa y Corte que se entiende que el diputado de Compromís haya esperado apenas diez días, diez, a postularse como candidato a suceder a Mónica Oltra. Diez días, díez, después de que la exvicepresidenta declarase ante el juez. Ni en los sueños más optimistas de la exconsellera (y se trata de una mujer muy optimista) podía imaginar que tras comparecer ante la justicia fuera absuelta de lo suyo antes de diez días, diez. Suficientes, incluso muchos, le han debido parecer a Baldoví, que ya ha levantado la manita para ocupar la vacante. Esto ocurre porque cuando uno pasa por la calle Postas, allí en Madrid, y entra en cualquiera de los locales con fotos de bocadillos con mucho rebozado dentro, nada más cruzar la puerta el camarero te somete con la mirada a un marcaje férreo, y no llegaste a la barra y ya te preguntan: «¿qué va a ser? ¿y de beber?». Esas velocidades acaban prendiéndose al cuerpo como el olor de la fritanga. O quizá es que Baldoví pensó que Oltra iba a un juicio por una infracción de tráfico, de esos que se resuelven de un día para otro. Por eso, al pasar diez días, diez, ya salió a decirse candidato a ser candidato.

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