La destitución de Mireia Mollà como consellera de Agricultura y Medio Ambiente pone de manifiesto la fragilidad del Consell del Botánico y desnuda a Compromís, que exhibe unos pies de barro que ponen en peligro un nuevo acuerdo de gobierno a partir de las elecciones de mayo. La razón es que Mollà va por libre, ha negociado con Hacienda en solitario y ha puesto en riesgo la unidad del Consell. La realidad es que va más allá, y todo se madura en las entrañas de una coalición dispuesta a iniciar una etapa sin apellidos ilustres.
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La crisis, la cuarta que tiene que aprobar el presidente Puig en esta legislatura, no persigue afianzar un proyecto dañado por el desgaste de la gestión, algo que entra dentro de la lógica política, sino que trata de taponar una vía de agua abierta en Compromís desde que chocó contra un iceberg llamado Mónica Oltra, que fue imputada por la gestión de Igualdad en el caso de abusos a una menor por parte del exmarido de la consellera. Desde ese momento, fiesta en el río incluida, la coalición ha perdido el rumbo. La guerra en una formación de guerrillas -Compromís no es más que la suma de grupos y grupúsculos con un acuerdo de mínimos pero sin un programa troncal- se ha hecho evidente durante los últimos meses.
La sigilosa salida de Fran Ferri de la portavocía de Les Corts fue el primer aviso; el adiós de Vicent Marzà a la cartera de Educación, significativo, y la obligada dimisión de Mónica Oltra, el terremoto final. Las buenas palabras para el retorno en olor de multitudes de la vicepresidenta no se tradujo en hechos. El Bloc -ahora Més- vio su oportunidad y Joan Baldoví movió ficha para suceder a Oltra. Una maniobra que no gustó a Iniciativa y Aitana Mas, tal vez forzada por los grupos de presión de su partido, le hizo el vacío al diputado nacional. Pero Mas ha entendido, o alguien le ha hecho ver, que su futuro no está con Oltra y Mollà, amortizadas por el fracaso de su gestión. La primera, imputada, por su labor en la conselleria de Igualdad; y la segunda, incapaz de sacar las políticas medioambientales adelante.
Mas sabe que no puede encadenarse a la teoría de la descomposición de Compromís. Hacer visible la pérdida de confianza en Mollà es una forma de ganar autoridad en una coalición donde empieza a agrietarse su armazón. Aitana Mas busca junto a Baldoví alejarse de la vieja nueva política con el fin de agotar las posibilidades de un tercer Botánico, mientras Puig y el PSPV dejan hacer conscientes de que pueden pescar en ese río revuelto.
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