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Esto es una ironía: nuestro presidente Pedro Sánchez, es un tipo preocupado profundamente por los jóvenes que van a cumplir 18 años. Su objetivo, según sus palabras, «es crear un círculo virtuoso entre la juventud, consumir cultura y la promoción de la industria», y para ... ello creará un bono cultural de 400 euros para los jóvenes. Los de 18 años, además de tener edad para poder votar por primera vez, podrán «comprarse libros o para el consumo de cualquier actividad artística». Palabra de Sánchez.
Y esta es la realidad: a Sánchez lo que le quita el sueño es asegurarse el voto de los miles de jóvenes que ejercerán su derecho en las elecciones por primera vez en su vida y, ¿qué mejor que ofrecer una fiesta de 400 euros a cada de uno de ellos para 'arrimarse' el voto?
Las políticas de Sánchez y de sus cómplices de gobierno pasan por repartir subvenciones con el dinero de los españoles y de Europa a cambio del bienestar temporal de los subvencionados. Esta vieja estrategia supone dar una patada hacia adelante a los problemas sin llegar a solucionar ninguno de ellos ¿Alguien cree que el teatro, la música, el cine o la danza de este país se arreglan con bonos de 400€? Pero a Sánchez le vale porque mata dos pájaros de un tiro; por un lado riega con algo de dinero al sector cultural y queda fenomenal, aunque el dinero sea nuestro, y por otro empieza a sembrar entre los más jóvenes con edad de meter su voto por primera vez en las próximas elecciones.
Dentro de unos años la deuda de España será insostenible y, pese a ello, el tejido productivo de este país sigue ignorado y temblequea por inseguridades jurídicas e intromisiones como la del control de los precios de alquiler. En este último, aunque vaya dirigido a viviendas de bancos o fondos de inversión, hay que tener en cuenta y no olvidar que el dinero siempre huye de donde le tratan mal. Hoy, todas las posibles inversiones extranjeras están pendientes de decidir si meten el dinero en España en función de lo dura que sea la futura ley de la Vivienda.
El sinsentido del mundo de Sánchez es tan grande que únicamente es comprensible si sabe que su valor va a la baja y que la oposición empieza a pisarle los talones. Solo así se entiende este desastre de país en el que vivimos tras la peor gestión de la pandemia dentro de Europa.
Verán que es cuestión de días que no podamos darle al interruptor de la luz como sigan los precios al alza y sin control, pero las urnas por ahora son gratis a menos que se invente una ley para que voten solo las rentas más bajas. Capaz.
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