Cantaba Burning eso de «mujer fatal, siempre con problemas». Esa inclinación a echarle la culpa a ellas de las movidas que les pasan ya se ... ha extendido a toda nuestra humanidad. Hay hombres fatales, por fin y sea: la tendencia en los seres humanos a pegarse tiros en los pies, tropezar dos veces con la misma piedra o erralla y no enmendalla. Un edil y portavoz de Compromís en un municipio valenciano se reía mucho esta semana en las redes sociales porque el boicoteo, la burla, que desde la cuenta oficial de la coalición se realizó a Begoña Villacís había recibido más corazoncitos que el propio mensaje de la dirigente de Ciudadanos. Amigas, si eso no es estar más en tocar las narices que en sonarse las propias narices, ya me lo cuentas. La capacidad del Botánico de sentirse a gusto en el caldo del conflicto no es algo exclusivo de los econacionalistas. Ahí están los socialistas, felices de filtrar cualquier asunto que pueda erosionar la imagen de esa bruja que tienen de compañera de viaje, que tampoco es manca. La idea es que quede lo peor posible. De loca, como poco. Y mientras, dispara a dos manos, la paternera vicepresidenta, y eso tiene peligro, porque no se tiene la misma puntería con la derecha que con la izquierda. Ha llegado Illueca al Consell, y parece que a poner orden en las destafiradas filas moradas. «Este sí es de izquierdas», dice sobre Illueca un alto cargo del Gobierno valenciano, que al parecer no tenía el mismo concepto de Dalmau. De izquierdas o de derechas, lo mejor que hará el vicepresidente segundo es, si sabe o es capaz, poner un poquito de temple en esa jaula de grillos en que se ha convertido el Consell... andaluz.
Publicidad
El arranque de 'La pell freda', la maravillosa novela que Sánchez Piñol escribió en un estado de gracia que no ha vuelto a rozar, advierte de lo cerca que estamos de aquello que odiamos. Nada que objetar de aquellos que se sienten defensores de la democracia, de la lengua (la que sea), del feminismo o que exigen una sociedad más inclusiva. El problema es cuando te crees el único demócrata, el único feminista, el único inclusivo o el único defensor de la lengua. Hay otras formas de hacer las cosas, aunque no nos gusten. E incluso otra gente que hace lo mismo que tú, aunque no nos gusten. Vergibracia: en Andalucía se han pintado en el presupuesto 1.000 millones para cuadrar las cuentas. Igual que aquí. Esos peperos, apoyados por Vox, sacan adelante un presupuesto tan fantástico como el del Botánico, que se felicita por sacarse de la manga esas delirantes cuentas para el año próximo y le llaman «inteligencia colectiva». Es normal, cuando uno hace cosas así, ser un imán para los problemas.
Suscríbete a Las Provincias: 12 meses por 12€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.