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Las botellas de plástico están malditas porque están hechas de plástico, que cada día está peor visto, pero las hacen así y no hay visos de que el asunto vaya a variar. El vidrio es más caro y la cuestión de la devolución, el retorno del 'casco' que antaño se hacía, no parece que vaya a regresar por lo pronto, las grandes cadenas de supermercados no están por la labor, no quieren más costes y argumentan que si el tema se encarece lo va a tener que pagar el consumidor, que es el rey en abstracto, y el Gobierno, en concreto, lo menos que quiere es que el consumidor se rebote.
Así que los reyes de la innovación han encontrado un camino intermedio que puede quedar satisfactorio para la mayoría, según los cánones imperantes. Lo que mola es la reutilización, el reciclaje, como si se acabara de inventar y fuera lo más moderno, y ahora no hay marca de agua que se precie de distinguida que no rece en su etiqueta que el plástico de su botella es reciclado, total o parcialmente. O sea que el plástico que contiene lo que te bebes contuvo antes otras cosas, a saber qué, cómo y de quién.
El márketing lo puede todo, lo cambia todo. Más que la política. De ahí que esté en alza el márketing político. Combinación imbatible. Nos marearon con que las botellas de plástico no eran rellenables, no convenía, porque se supone que si se reutiliza más de una vez la botella, cada vez que la rellenas de agua, por ejemplo, algo del plástico acaba en el líquido y te lo engulles, y si vuelves a hacerlo, más partículas de esas que envenenan las aguas de los océanos acaban en tu interior, en tu torrente sanguíneo, y a saber adónde irán a parar; quizás se queden en un rinconcito, como el apéndice vermiforme, es un suponer, pero igual se meten en una arteriola y la embozan, y te vas a quedar sordo, o medio ciego, o algo tonto como mínimo.
Eso era con las botellas totalmente de plástico virgen, nuevas, fabricadas con bolitas de polímero a estrenar. Sin embargo, si ahora se rehacen con botellas ya utilizadas no pasa nada, nos cuentan, es igualmente bueno; aunque sean de plástico reciclado se ve que no hay partículas que migren del sólido al líquido y que nos vayan a perjudicar nada en nuestros organismos. Y además son sostenibles, así que, total, en definitiva lo agradecerá la salud del planeta. Es por salvarlo. Aunque nos dé algo de asquete eso de beber de algo que antes ya tuvo otras cosas de otros, que a saber.
¿Ustedes se han asomado al contenedor de los envases cuando van a tirar los de su casa? ¿Han visto lo que tiran?, ¿y lo que echan los demás? Vale que los sistemas de fabricación y reciclaje tenga garantías. Supongamos. Pero nos estaban contando otra cosa.
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