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Parece que vivimos aplicando al pie de la letra aquel viejo refrán de «no news, good news». Si no hay noticias es buena noticia, y si hay noticias... lo contrario. Tanto es así que para quien todavía mantiene interés por estar informado a través de ... diferentes medios de comunicación lo tiene difícil si quiere localizar asuntos positivos o, al menos, simplemente asépticos en los que no se hable de catástrofe inminente. La invasión de la semiótica apocalíptica se multiplica todavía más en las redes sociales. Y acumula seguidores casi a la par que adictos del conocido como 'doomscrolling' (voz inglesa compuesta por 'doom' -fatalidad- y 'scrolling' -desplazamiento digital para navegar por la red-). Cada vez hay más personas que consultan compulsivamente internet para actualizar la última hora sobre tragedias y desastres porque sienten una atracción fatal hacia estos sucesos. En 'Filosofía y lenguaje', Emilio Lledó señalaba la necesidad de que pensemos, analizando y juzgando, el contenido que sobre los «veloces medios se desliza». Y advertía, ya en 1995: «Podría ocurrir que tan vertiginosa carrera de noticias estuviese trazada entre los lugares de la nada, entre espacios vacíos donde la mente puede volver a su espeso, originario, conglomerado de instintos». Entender estas reflexiones puede ayudar a evitar que el cerebro acabe contaminándose por ese pesimismo que cubre hechos positivos que también ocurren. Podemos citar tres ejemplos recientes.
En ciencia. Se acaban de presentar las conclusiones de un ensayo clínico internacional liderado por investigadores españoles que ha logrado frenar el cáncer de mama metastásico en el 76% de las pacientes a las que se les administró un medicamento revolucionario. Este hallazgo, según los científicos, podría ser el más importante en la historia del tratamiento de esta enfermedad. En economía. La decisión de Volkswagen de elegir a Sagunto como localización para levantar su gigafactoría de baterías para vehículos eléctricos atraerá innegablemente prosperidad. No sólo por los anunciados 3.000 empleos directos sino también por los miles de puestos indirectos que necesariamente se generarán. Y, en cultura, nuestro cine está de enhorabuena. Ni Penélope Cruz ni Javier Bardem ni Alberto Iglesias regresan con estatuilla de Hollywood pero, por primera vez, un cortometrajista español ha ganado un Oscar a mejor corto de animación. El triunfo de Alberto Mielgo director y guionista de 'El limpiaparabrisas' es histórico. La repercusión del éxito de este artista y su trayectoria, que alberga varios premios Emmy, no debería haber sido eclipsada en España por el guantazo de Will Smith a Chris Rock..
Explicaba Lledó que el «aire del pensamiento es el lenguaje» y «el ritmo pausado de las palabras y el espejo interior en el que se miran y reconocen, es una construcción que nada tiene que ver con el flujo precipitado con que noticias y mensajes nos agobian». Busquemos en esa construcción. Realcemos las buenas noticias.
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