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Buenas noticias

Lunes, 28 de marzo 2022

Parece que vivimos aplicando al pie de la letra aquel viejo refrán de «no news, good news». Si no hay noticias es buena noticia, y si hay noticias... lo contrario. Tanto es así que para quien todavía mantiene interés por estar informado a través de ... diferentes medios de comunicación lo tiene difícil si quiere localizar asuntos positivos o, al menos, simplemente asépticos en los que no se hable de catástrofe inminente. La invasión de la semiótica apocalíptica se multiplica todavía más en las redes sociales. Y acumula seguidores casi a la par que adictos del conocido como 'doomscrolling' (voz inglesa compuesta por 'doom' -fatalidad- y 'scrolling' -desplazamiento digital para navegar por la red-). Cada vez hay más personas que consultan compulsivamente internet para actualizar la última hora sobre tragedias y desastres porque sienten una atracción fatal hacia estos sucesos. En 'Filosofía y lenguaje', Emilio Lledó señalaba la necesidad de que pensemos, analizando y juzgando, el contenido que sobre los «veloces medios se desliza». Y advertía, ya en 1995: «Podría ocurrir que tan vertiginosa carrera de noticias estuviese trazada entre los lugares de la nada, entre espacios vacíos donde la mente puede volver a su espeso, originario, conglomerado de instintos». Entender estas reflexiones puede ayudar a evitar que el cerebro acabe contaminándose por ese pesimismo que cubre hechos positivos que también ocurren. Podemos citar tres ejemplos recientes.

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