Buenos augurios

La muestra, que ha vuelto al salón Arquerías del Museo de las Ciencias, nos anuncia que la fiesta está viva y pujante y, sobre todo, hemos comprobado lo que han arriesgado los artistas para que sus trabajos impacten en el visitante. La factura de sus obras es magnífica y eso es muy gratificante, sobre todo porque ahí aparece también el esfuerzo de la falla en no bajar el listón de la competitividad.

Nuevamente, los trabajos infantiles revalidan el sobrenombre de la joya de la corona. Lo presentado este año es extraordinario, son auténticas obras de arte cuya elaboración alcanza cotas impensables de brillantez y buen hacer. Al final, los más votados, uno mayor y otro infantil, se salvarán del fuego de la noche de San José; un indulto popular que, en ocasiones, provoca más de un debate.

Al hilo de lo expuesto, siempre es bueno recordar que la primera muestra oficial tuvo lugar en el año 1934 inspirada en un proyecto de maestro Regino Mas, titulado L'Indult del Foc. Ese año se salvó del fuego la figura «La yaya i la neta» de Vicente Benedito para la falla plaza del Mercado. El Ninot Infantil comenzó en 1963 a instancia de la delegación de infantiles de la Junta Central Fallera. El grupo indultado fue la obra de Josep Fabra titulada «Pinocho y Gepeto» para la falla antaño denominada San Vicente-Falangista Esteve.