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SE BUSCA PETER LIM PARA LA FERIA

Domingo, 2 de febrero 2020, 07:43

Esta semana, por primera vez desde que en 2016 los entonces nuevos gobernantes anunciaron a bombo y platillo la reestructuración de Feria Valencia, la Generalitat parece haber cumplido uno de los plazos que ha ido ofreciendo sobre el proceso. El enésimo, sí, pero algo es algo.

El equipo de Vicent Soler está a punto de tachar, como completada, la primera tarea de la hoja de ruta que firmaba el Instituto Valenciano de Finanzas: la asunción de la deuda contraída para ampliar el recinto. Según el decreto ley aprobado por Les Corts en 2018, la Generalitat se queda 480,81 millones -de un total de 587-, la mayoría para costear las obras y una pequeña parte vinculada a la actividad ordinaria.

Ese hito, deslucido por la demora, tiene pendiente pactar con el Ayuntamiento -casero de la Feria- cómo se compensa a la Generalitat por quedarse esa deuda, pero sin condonarla, para evitar futuros disgustos. Salvo sorpresa, cediéndole la actual concesión administrativa para que pueda explotar el negocio.

Y es ahí donde vuelve a complicarse el tema, porque en todos estos años los socios del Botànic no han tenido tiempo suficiente para resolver sus discrepancias sobre si la futura gestora debe ser pública o privada.

Llegado el momento de buscar socios para impulsar el crecimiento de la Feria, Hacienda (PSPV) insiste en privatizar la futura gestora para evitar que compute en el abultado déficit público y Economía (Compromís) defiende que sea pública, se subrogue la plantilla y gestione el negocio a través de mercantiles con operadores privados para las diferentes líneas de negocio, acuerdos puntuales, o ambas.

Mientras Ximo Puig guarda silencio sobre la Feria, que visitará mañana para inaugurar su certamen estrella, Cevisama, y Mónica Oltra repite que «no hay ningún problema», días después de que la última reunión entre socios de gobierno se zanjase ante la imposibilidad de acercar posturas, se echa en falta también la opinión del empresariado de la Comunitat, hasta ahora ajeno a un debate que tiene al Ayuntamiento de Valencia como espectador de lujo.

Llegados a este punto, se acumulan los lamentos por la pérdida de entidades como Bancaja, la CAM o el histórico Banco de Valencia, o por la deriva del Valencia, al ritmo que marca su dueño, que desde Singapur decide lo que hace con su equipo de fútbol.

No hace mucho Salvador Navarro, presidente de la patronal autonómica, advertía de que «si los políticos hacen lo mismo con la ampliación del Puerto que con las cajas de ahorro, mal vamos». Y, desde aquí, le lanzo una pregunta con afán de aclarar qué va a ser de la Feria, tanto a él, como a los principales sectores de la Comunitat Valenciana y a todos esos políticos que reivindican la importancia de la centenaria institución: ¿La solución es buscarle un nuevo Peter Lim?

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