Buscan criados para el finde

Teruel es como un símbolo que tenemos más claro de todo eso porque, además de conocer mejor su realidad, por quedarnos cerca, el clamor de la 'España vaciada' comenzó a tomar solidez con aquel afortunado movimiento de 'Teruel también existe', que reclamaba una atención que enseguida se fue extendiendo a otras provincias y regiones.

Sin embargo el pasado fin de semana fue de aúpa en muchas zonas de la provincia de Teruel. Del vacío secular se pasó a un llenazo. Pueblos y comarcas a diario bajo mínimos se poblaron de turistas ávidos de disfrutar por unas horas de entornos rurales y calles estrechas y con repechos que ayudan a compensar los estresados quehaceres urbanitas. La tranquilidad buscada por muchos quizá no sería la soñada, por la intensidad de la avalancha, pero, en todo caso, si la saturación de un lugar empuja, no es muy complicado buscar más allá sitios más tranquilos y acomodarse a lo que haya. Todo sea por cumplir con la ensoñación de la paz entre piedras viejas y espacios más o menos verdes, al arrimo, en fin, de un manojo de imágenes bucólicas, antes de volver al obligado ajetreo que asegura una nómina mensual.

Lo que no había en muchos casos era suficiente personal para atender debidamente tal oleada turística. De modo que de inmediato se han alzado voces empresariales y de autoridades municipales que reclaman la presencia de personal de fuera dispuesto a trabajar en tales tareas, dado el crecimiento de la demanda y las perspectivas de aumento en el futuro más inmediato.

La realidad original de un Teruel desierto o 'vaciado' se ha visto solapada de repente por la idea de un foco de atracción de nuevo empleo, al calor de un auge turístico inusitado que reclama mano de obra para hacer camas y limpiar cocinas. El movimiento urbanita regresará, con esos vagones de cuatro ruedas que la ciudad ya rechaza, y hará falta más plantilla de criados para el siguiente aluvión de finde.