Urgente Mazón arremete contra la Aemet por la fallida previsión de la dana y contra la CHJ por el silencio sobre el barranco del Poyo

Que el Ayuntamiento tenga un problema en el Cabanyal no es ya ni noticia por el problema que se arrastra desde anteriores mandatos, pero desde principios de este verano se han producido algunas señales que constatan un cabreo vecinal en aumento, si eso es posible. Al tráfico de drogas al menudeo, los escándalos nocturnos y los problemas de convivencia se suma el retraso en una solución para el inmenso parque de viviendas públicas que hay tanto en este barrio como en el Canyamelar.

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El gerente de la sociedad Plan Cabanyal, Vicent Gallart, no lo ha podido decir más claro este fin de semana, al recomendar la venta por subasta de todas las propiedades públicas. Un total de 130 viviendas, 172 solares y 79 edificios completos siguen en menos de la Administración. En los últimos cuatro años sólo se vendieron veinte pisos por el deseo del gobierno municipal de tener un parque propio de viviendas sociales.

Pero como eso no va a suceder a corto plazo, al menos en la cantidad que se necesita, una de las maneras de frenar la ruina de estos barrios es promover la llegada de familias. Gallart dice que tiene una lista de espera de 500 personas interesadas, que se dice pronto. La pregunta es la razón de que esto no se haya hecho cuatro años después de derogar el Plan del Cabanyal, a no ser que el gobierno municipal esté pensando en hacer un gran barrio de viviendas sociales. ¿Puede asumir el coste económico y social que eso supone?

No todos están parados en el Ayuntamiento. Ha pasado algo desapercibida una decisión del vicealcalde y delegado de Limpieza, Sergi Campillo, de reforzar la recogida de enseres y trastos viejos en las calles, una lacra que se da junto a las viviendas ocupadas ilegalmente. Los vecinos saben perfectamente los lugares donde se almacena toda esta basura, donde se busca cobre, otros metales y todo aquello que sirva para desguace. La solución ha sido sencilla y eficaz. Todo lo que se encuentre en la vía pública será cargado en las camionetas para ser llevado al vertedero, sin demoras ni contemplaciones.

En el primer consejo de Plan Cabanyal, Gallart pondrá sobre la mesa la venta de las viviendas aisladas, un primer paso que indicará la dirección que desea tomar el gobierno municipal. Aunque el nudo del problema no está ahí, sino en Bloque Portuarios.

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Las grandes fincas próximas a la playa del Cabanyal y que debían desaparecer con la prolongación de Blasco Ibáñez representan el 80% de la causa de los problemas de convivencia y tráfico de drogas en el barrio, según aseguran los que conocen bien aquello. El plan urbanístico prevé su demolición para construir en su lugar otras fincas, previo traslado de los propietarios a otro edificio cercano.

Todavía queda mucho para que eso sea una realidad. La concejala de Renovación Urbana, Sandra Gómez, presentó hace poco la incorporación de una serie de jardines en paralelo a la playa y que recordarán el itinerario del trenet, algo de lo que ya hablaba el plan inicial. Estamos en la etapa de las ideas y los propósitos, lejos de las acciones que benefician a los vecinos.

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Y si Gómez tiene un problema en el Cabanyal, no será menos el de la plaza del Ayuntamiento. La reforma de la actual rotonda está pendiente desde hace varios lustros, cuando la alcaldesa Barberá no quiso ir más allá de una renovación profunda de todo, aceras, alumbrado, quioscos y explanada central, sin abrir el melón del tráfico.

Pero ahí es donde está la cuestión. Gómez se ha adelantado a su compañero en la junta de gobierno Giuseppe Grezzi con el anuncio del concurso de ideas para la remodelación y el plan de participación ciudadana. En su comparecencia presentó el diseño básico de la peatonalización entregado por Movilidad, que ni quiso ser explicado por nadie en dicha concejalía. Ya hablarán en su momento, fue la respuesta a este periódico. Mal comienzo.

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El silencio de Grezzi es inútil. El debate está abierto y comerciantes y vecinos han puesto condiciones. Quieren más transporte público, líneas de la EMT a porrillo y que entren en el 'corazón del centro', nada de las calles del entorno de las plazas. Además, otros negocios como la docena de floristerías que funcionan alrededor de la explanada han empezado a recoger firmas en contra de las anunciadas restricciones del tráfico. La experiencia que tienen los últimos domingos de mes, cuando se cierra a la circulación, afirman que es nefasta. Las obras no las veremos este mandato con seguridad, pero sí la peatonalización por el efecto de la reforma de la plaza de la Reina.

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