
Cabuyería emocional
Los nudos simbólicos, sutiles y ligeros, contribuyen a tejer redes y tender puentes, confortan y sostienen, al tiempo que protegen
ANTONIO LOSADA
Miércoles, 28 de septiembre 2022
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ANTONIO LOSADA
Miércoles, 28 de septiembre 2022
Tejer nudos es una opción respetuosa con el entorno, nos habla de una inteligencia conectada con el planeta y dice mucho de la conciencia ecológica ... de quien prefiere anudar a clavar; de la conciencia social que entiende que anudar es una opción reversible, que no hace mal, por ejemplo, a las relaciones humanas; de la conciencia espiritual que elige el compromiso y el esfuerzo, capaz de entender el diferimiento de la gratificación, y, en fin, del compromiso con la belleza que deriva de la excelencia en la ejecución, la adecuación perfecta del nudo a la función.
El conocimiento de los materiales y las técnicas necesarios para hacer un nudo práctico y bonito no es muy difícil de adquirir; la habilidad y presteza, que depende de nuestra pericia manual, se pueden adquirir con la práctica, un aprendizaje que es, además, muy divertido. Recibe el nombre de cabuyería y proporciona múltiples satisfacciones intelectuales y espirituales y la aplicación reporta prestigio y reputación.
Un nudo bien hecho, adecuado, es una obra hermosa que 'habla': nos dice la funcionalidad -puede servir para sujetar, unir, construir-, nos cuenta el porqué de la elección de las cuerdas, nos da pistas sobre su solvencia, sobre su fortaleza, flexibilidad e, incluso, sobre la mejor forma de deshacerlo con facilidad. Hay nudos estáticos y nudos dinámicos, hay nudos de adorno y hay nudos simbólicos, pero todos son útiles y prácticos.
Alejandro Magno se hizo famoso, al parecer, por su impaciencia y por su impericia a la hora de deshacer el nudo con el que Gordias había atado su carro en el templo de Zeus. La elección de Alejandro, expeditiva, no fue inteligente, a tenor de los resultados con que se resolvió su aventura imperial en oriente. Sin embargo, no parecemos haber aprendido.
En un nudo se puede reconocer a su autor/a: marinos, leñadores, tejedores, militares, pero también -con los nudos simbólicos- a los buenos políticos y a los diplomáticos, a los juristas. Observando un nudo puedes descubrir a un viejo explorador o la progresión de un joven scout.
Los nudos simbólicos, sutiles y ligeros, contribuyen a tejer redes y tender puentes, confortan y sostienen, al tiempo que protegen. Son nudos que propician la familiaridad, la consanguinidad, la amistad; nudos que establecen y refuerzan la fraternidad, o la sororidad. Nudos que hay que cuidar y proteger, supervisar de tanto en tanto y, a veces, rehacer con cuidado, sustituyendo los cabos con que están hechos por otros más nuevos, o diferentes, y que sirvan para refrescar la durabilidad de la sujeción.
Hay nudos que sirven para generar tensiones y así sostener sistemas, mientras que otros nudos las bloquean y así evitan desgastes y fricciones; hay nudos que traban cuerdas de diferente grosor que ayudan a la dinámica de una construcción y facilitan el manejo de los elementos.
Hay nudos que, resueltos con brillantez, convierten un constructo en una obra de arte o un ejemplo de ingeniería. Y eso tanto por lo que hace a lo material de un trabajo artesano como a lo intelectual y simbólico de un acuerdo, un convenio, la resolución de un conflicto o la celebración de una transacción.
Encontrarse con un nudo bien resuelto genera endorfinas y fija una imagen indeleble en la memoria del/la bienaventurado/a que verifica el hallazgo. Sin embargo, la cabeza de un clavo, sea nuevo o viejo, esté bien hundido o sobresalga, no deja huella - a no ser que esté mal colocado, torcido o que transmita sufrimiento al cuerpo receptor-.
Contra la sutil invención del nudo resolutivo a la par que flexible, duradero a la vez que fácil de desatar, práctico al tiempo que bello, está el expediente del martillazo y tente tieso, a "macha martillo", que, según la RAE, connota más convicción, fuerza y solidez que cuidado.
Siempre se ha dicho que "se tejen" relaciones, "se trenzan" amistades, se "atan" acuerdos. Ahora, sin embargo, al parecer, las cosas "se clavan", se "remachan" o "se arrancan".
Tenemos más que comprobado que, en el ámbito social, político o económico, el claveteado, que puede resolver en un momento dado un conflicto determinado, habitualmente por las prisas, acaba dando malos resultados: el metal de oxida, se degrada, la madera se astilla, la carne, los huesos, se pudren. En fin, las formas orgánicas sufren, rechazan, acaban escupiendo los cuerpos extraños, con mayor o menor violencia, cosa que no ocurre con las sujeciones con nudos, porque no invaden esos cuerpos orgánicos. Por no hablar del riesgo del daño en el proceso.
Sería muy interesante iniciar un movimiento social a favor de la cabuyería, como alternativa sostenible e inteligente, frente al claveteado, en las relaciones interpersonales tanto como en nuestra relación con la naturaleza. Quizá nos fuera mejor de esta manera.
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