Urgente Aemet mantiene la probabilidad de lluvias y avanza «rachas muy fuertes de viento» para los próximos días en la Comunitat

El cohete Falcón 9 y la cápsula Dragón conforman la misión de reabastecimiento que la NASA y SpaceX han enviado esta semana para los astronautas ... que residen en la Estación Espacial Internacional. Como todo no va a ser trabajo el cargamento contiene manzanas, aguacates o tomates cherry. Un alivio vegetariano que escapa de la imagen peliculera del personal flotando, en éxtasis gravitatorio por la nave, tras ingerir solitarias pastillas con potencia calórica cual paella dominical.

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La NASA ha mandado también un montón de crías de calamar -que brillan en la oscuridad- y miles de osos de agua. ¡Menos mal que son microscópicos! Resulta que los humanos compartimos buena parte del sistema inmunológico con esta especie de calamar y, claro, estudiarlos a ellos es casi como estudiarnos a nosotros y nuestra respuesta al entorno espacial. Los osos de agua -no se imaginen nada tierno porque son unos bichos bastante feos- sobreviven en situaciones extremas. El objetivo del paquete estelar es enriquecer las investigaciones que se están realizando por si acabamos viviendo todos en Marte. ¡Todo cambia! Las cobayas y ratones de laboratorio de antes son ahora pequeños calamarcitos y osos de agua gravitando por el espacio.

Ya lo apuntaba Woody Allen en Anne Hall: el universo se expande. Y menos mal porque, a este ritmo, dicen que ya no veremos ni las estrellas de tantos satélites que nos vigilan. Antes sólo enviaban misiones los gobiernos pastosos y entidades tipo la NASA o la Agencia Espacial Europea. Pero ya no. ¡La revolución democratizadora ha llegado al espacio! Hay un montón de empresas, universidades y centros de investigación lanzando satélites de todos los tamaños y precios con dos objetivos: captar imágenes o asegurar telecomunicaciones.

Hay una corriente que apuesta por mirar al espacio no sólo para explorar el universo, sino también, para además comprender nuestro planeta y mejorar la vida de las personas que lo habitamos. En esto de observar, analizar y comprender la salud de la tierra desde el espacio Europa es líder mundial. Mejor que la NASA. Juntos hicieron algo muy bueno: hacer accesibles para todos las imágenes aéreas de la tierra que dan sus estratégicos satélites. Para uso general y para cualquier fin ya sea hacer negocio, ciencia o plantear soluciones. Y ese fue el germen de una innovadora startup valenciana -Orbital EOS- que aprendió con el desastre medioambiental del Prestige y que ha creado un algoritmo propio con inteligencia artificial para comprender el comportamiento de las contaminaciones marinas y ayudar a frenarlas. Les han llamado hasta del último accidente en Sri Lanka para que se sumen a la ayuda internacional.

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Invirtiendo en esto anda el magnate Elon Musk que, tras cofundar PayPal o Tesla, quiere universalizar internet en todo el planeta. Por eso está inundando el espacio con cientos de satélites que sustituyan y cubran zonas donde no llegan las antenas terrestres que usamos en la actualidad. Piensen en los océanos, zonas despobladas o qué pasaría tras un terremoto, porque ¿se imaginan un mundo sin internet? Dicen que volveríamos a la edad de piedra. Al tiempo.

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