Con la calculadora y poco más

En el mundo virtual que rodea a los dirigentes nacionales figura en rojo la fecha de las elecciones generales. En la Moncloa están con la Ley d'Hondt en una mano y las encuestas en la otra. Porque los analistas de Presidencia de Gobierno calculan que si el PP le quita lo suficiente a Vox pero no demasiado como para que los populares sean rotundos ganadores, el resto en la liza, o sea, el PSOE y las confluencias de izquierda, pueden rascar diputados sueltos que ahora parecían en el saco de los voxistas. Así pues toca potenciar la figura de Yolanda Díaz y confiar en que la presidencia europea sea como la panacea en términos de impulso a la figura de Pedro Sánchez. Así todo, en plan alineación de planetas y carta astral, una mezcla entre el culto al líder de Corea del Norte y el dominio de las masas con mensajes subliminales de Cambrige Analytica. En abstracto lo explicas y suena de fábula. Cuando llegué a Política en 2014, mi entonces jefe, que es el mismo que ahora, ya me advirtió que esto de la cosa política es un mundo donde el relato le cuadra a todo el mundo a priori. Luego hay que aterrizar todas esas proyecciones, todas esas cábalas que los guionistas de las series encajan porque para eso tienen el guión en la mano y se manosea al gusto del cliente. En las tablas estadísticas, los cálculos de los politólogos huelen a perfume caro.

Sin embargo, la realidad se impone. Si recortas agua en Alicante porque así en Castilla-La Mancha consolidas a mengano, si refuerzas a los alcaldes de Sevilla y A Coruña a costa de ningunear las opciones de Alicante y Elche, si te crees que puedes pasarte años diciendo que la culpa de la infrafinanciación es de todos excepto tuya, que gobiernas, si prometes primero a Puig (en octubre de 2018) y luego a Baldoví (en enero de 2020) un aporte a la ley de dependencia que llega 2023 y sigues lejos de cumplir, pues finalmente el invento se te puede caer. La gente bebe agua, la Sanidad y la Educación necesita recursos y los dependientes precisan de ayuda. Si vas escamoteando en el menú diario luego no puedes pretender hacer una gran fiesta de Navidad, porque la gente no está para celebraciones por mucho que las predicciones demoscópicas te aseguren que estás en el mejor camino. Lo mejor para no tropezar es mirar por dónde se pisa y apartar los ojos de la calculadora.