Calle del golpista Largo Caballero
BELVEDERE ·
Secciones
Servicios
Destacamos
BELVEDERE ·
Desde siempre me ha llamado la atención la diferencia que establece el callejero valenciano entre personajes de los que se supone, ahora o antes, que son lo suficientemente conocidos como para no necesitar anteponer a su nombre la profesión u oficio por el que se les dedica una vía pública de aquellos otros en los que sí es preciso especificar la razón de su reconocimiento. Parece lógico que el poeta Querol, el pedagogo Pestalozzi o el ingeniero Fausto Elio dispongan de esta placa completa, que tal vez debería ir acompañada de una pequeña explicación de su vida y de su obra, es decir, de por qué la ciudad de Valencia se acuerda de ellos y de alguna manera los homenajea. No entiendo, sin embargo, que mientras nuestro autor más universal, Blasco Ibáñez, dispone de una avenida sin profesión (que por otra parte hubiera sido complicado, porque al fin y al cabo era político, periodista, escritor, emprendedor, aventurero y unas cuantas cosas más) a Azorín se le añada lo de 'Literato' como si no supiéramos quién es (para ser justos, la inmensa mayoría de la población no lo debe de saber). Con el dirigente socialista de la II república Francisco Largo Caballero, al que el ayuntamiento de Ribó va a dedicar una calle, habría que recurrir a lo de anteponer su oficio porque seguramente no es conocido por muchos valencianos. Aunque en su caso yo no escogería el de político, sindicalista, ministro o incluso presidente del consejo de ministros, que lo fue entre septiembre del 36 y mayo del 37, ya en plena guerra civil, sino el de golpista, al ser el instigador de la huelga general convocada para protestar por la entrada de ministros de la derechista CEDA en el gobierno radical y el cabecilla de la fallida revolución del 34, por la que fue juzgado y convenientemente absuelto por un régimen que no podía condenarlo. El llamado 'Lenin español' es autor de algunas frases que conviene recordar ahora que gracias a los nacionalistas de Ribó y los socialistas de Sandra Gómez va a formar parte de nuestro callejero: «La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la revolución». Un demócrata de toda la vida, como se puede apreciar. Y sobre todo, ésta otra, previa a las fraudulentas elecciones de febrero del 36: «Si triunfan las derechas, no nos vamos a quedar quietecitos ni nos vamos a dar por vencidos... Si triunfan las derechas, no habrá remisión: tendremos que ir a la Guerra Civil». A este personaje, al socialista golpista Largo Caballero, es al que se va a dedicar una calle. Esta es la Valencia de Ribó.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, ¿una ciudad de quince minutos?
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.