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¿Para cuándo una calle en Valencia a los héroes de Cuba?

La guerra de Cuba y los valencianos que dieron allí su vida por España no tiene un recuerdo en el callejero de la ciudad

ENRIQUE DE MIGUEL FERNÁNDEZ-CARRANZA

Martes, 20 de octubre 2020, 07:37

Hace 125 años que comenzó la última Guerra de Cuba (1895-1898). Aparte de la pérdida a su final de la Gran Antilla, Puerto Rico y Filipinas, lo más sensible fue la muerte de unos 60.000 españoles -peninsulares y cubanos- y las que tuvieron lugar en el ejército insurrecto.

Las tres provincias valencianas sufrieron la pérdida en Cuba de 4.204 hombres (948 de Castellón, 1.966 de Valencia y 1290 de Alicante), con datos a día de hoy y cuyo número más exacto se continúa investigando. Otros murieron en los viajes de vuelta, en los hospitales de llegada y en sus domicilios, a consecuencia de las heridas y enfermedades.

Cuando terminó la guerra comenzó la evacuación del ejército en la Isla, llegando a los diferentes puertos de la península los barcos con los soldados de la repatriación final. El puerto de Valencia recibió a unos 12.000 hombres de distintas provincias españolas. En el Casino de Artesanos de El Grao se instaló un hospital de campaña, donde fueron atendidos los que llegaban en peores condiciones. Los treinta y tres que allí fallecieron fueron enterrados en el cementerio de El Grao, en una tumba común, donde una inscripción reza: «A LOS MÁRTIRES DE LA PATRIA QUE FALLECIERON EN EL LOCAL O CASINO ARTESANO EN 1898-1899 DEDICA EL MISMO ESTE RECUERDO».

De aquellos 33 soldados, 7 eran andaluces, 5 catalanes, 4 murcianos, 3 mallorquines, 3 aragoneses, 3 castellanos, 3 gallegos, 1 riojano, 1 extremeño y dos valencianos de Turís. Estos últimos eran hermanos, de nombre Francisco Navarro Algarra, hijo de Bautista y Esperanza, y casado con María del Rosario Jorge y Gascó, natural de Valencia. El otro hermano, de nombre Eduardo, estaba casado con Dolores Pomairol Bernat y no tenían hijos. Francisco dejó uno de ocho años llamado como él.

Ahora podríamos hacernos la siguiente reflexión: ¿quiénes se acuerdan de los soldados de la Guerra de Cuba? ¿Y de los que fallecieron en ella?.

Ya durante la época de aquel conflicto -el 26 de junio de 1896- el gran periodista Mariano de Cavia publicó, en el diario 'El Imparcial' de Madrid, un delicioso artículo titulado 'Eloy Gonzalo'. Este soldado se hizo famoso por su valiente comportamiento en el sitio de Cascorro, pueblo de Cuba, entre el 22 de septiembre de 1896 y el 5 de octubre del mismo año.

El 26 de septiembre, siendo preciso para mantenerse la guarnición española eliminar una posición cubana, Eloy Gonzalo se presentó voluntario para hacerlo, pidiendo ser atado a una cuerda para que, si muriera, no cayera su cadáver en manos del enemigo. Aunque tuvo éxito en su intento, falleció unos meses más tarde, en junio de 1897, por una de las enfermedades que diezmaban al ejército, en el hospital militar de Matanzas.

Al terminar la guerra,los restos de Eloy Gonzalo fueron repatriados a la península, junto con los de los generales Santocildes y Vara de Rey. Fue enterrado en el mausoleo del cementerio de la Almudena de Madrid para los héroes de Cuba y Filipinas.

En el artículo de Mariano de Cavia, el periodista sitúa a Eloy Gonzalo en el cielo, hablando con San Pedro en una conversación que no tiene desperdicio y llena de gracia. Eloy pide al Santo Portero que le permita contemplar Madrid por un agujerito y ver a qué calle han puesto el nombre 'Calle de Eloy Gonzalo García', porque se lo habían prometido, y San Pedro termina el diálogo diciendo: «¿Español, heroico, militar sin buenas aldabas y madrileño confiado?... ¡Todo eso se paga,Eloy!».

Pero al año siguiente se dio su nombre a una calle de Madrid, y se colocó su estatua en la Plaza del Rastro, llamada desde entonces por los madrileños 'Plaza de Cascorro'.

¿Y qué se hizo en Valencia para recordar a sus héroes? Además de los fallecidos, los restantes combatientes valencianos demostraron estar entre los mejores del mundo, siendo muy recompensados en aquella guerra y varios con la cruz laureada de San Fernando.

Quizás en el cielo hablarán ahora con Eloy Gonzalo, que ya cuenta con su calle en Madrid, y éste les dirá como a él san Pedro: «Españoles, militares sin buenas aldabas y valencianos confiados? Todo eso, amigos, se paga».

Esperemos que nuestros héroes tengan pronto su calle, y los muchos familiares que viven en la Comunidad Valenciana de aquellos jóvenes soldados se sientan todavía más orgullosos de lo que ya están con ellos.

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