Cambalache execrable

Otra vileza de Sánchez. Infame. Perversa. Enviadas por correo las condecoraciones de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo. Despachadas bajo ... cuerda. En la sombra. Sin acto público de entrega. Como siempre se ha hecho. Una prueba más de desprecio a las familias destrozadas por la barbarie etarra. Esa cuya mención no existe en el discurso sanchista. Para no molestar a Otegi. Aliado preferente de un Gobierno que carece de principios. También de vergüenza. Un Gobierno traidor a la memoria de casi mil españoles asesinados por aquel puñado de bestias sangrientas. Un Gobierno que paga presos por Presupuestos. Cambalache execrable. Vomitivo. Los pactos de Sánchez son contrarios al honor nacional. Por eso hoy solo quedan veintiséis reclusos de la banda pendientes de traslado a las prisiones vascas. Luego el PNV ya se encarga allí de ir poniéndolos en la calle. Retorciendo la legislación penitenciaria. Hasta que no quede ninguno entre rejas. Es la dinámica sucia de un acuerdo político miserable. Repugnante. Presos que no se han arrepentido de sus crímenes. Ni pedido perdón. Ni colaborado con la Justicia. Asesinos que son homenajeados en público cuando salen de prisión. Sin que el Gobierno haga nada para impedirlo. Incumpliendo su promesa de abordar reformas legales a fin de prohibirlos. Ahora en cambio aduce que solo son «concentraciones» espontáneas sin ánimo apologético. Una burla tras la cual están los mismos con los que Sánchez se da el pico. Por mucho que lo nieguen. Esos que en el Congreso se atreven a dar lecciones de democracia y derechos humanos. Esos que entre sus dirigentes hay pistoleros activos en los años de plomo. Esos que jalean el acoso a la Guardia Civil en el País Vasco y Navarra mientras Sánchez retira al CNI de ambas regiones para no importunarles. Que a las víctimas de ETA se las insulte mandándoles a casa una medalla como si fuera una compra hecha por internet denota el grado de miseria moral de un Gobierno que está hundiendo a España. En todos los órdenes. Entregado a los dictados de quienes se proclaman enemigos de ella a las claras. Solo faltaba encima escuchar a Sánchez decir -en la sesión de control de esta semana- que él no es menos de izquierdas que Bildu. El colmo. ¿Alguien que esté en sus cabales puede hacer de Bildu una comparación normal de referencia? Esta es pues la acreditación manifiesta del desvarío patológico de un tipo capaz de todo con tal de mantenerse. Así que no cabe darle cuartel. Ninguno. Vox lo tiene claro. Demostrado. Sin miedo a nada ni a nadie. Otros aún parece que no tanto. Es lo de siempre. No aprenden. Centritis lela.