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Camino de servidumbre: el comunismo

Camino de servidumbre: el comunismo

El autor alerta sobre el peligro de una ideología totalitaria que ahora mismo forma parte del Ejecutivo que gobierna España en plena crisis de la Covid-19

ANTONIO M. LÓPEZ

Domingo, 31 de mayo 2020, 09:08

Nos llevan del ronzal «camino de la servidumbre», parafraseando a Hayek. Es de dominio público que Pablo Iglesias, especie de 'Snowball' y aspirante al 'Napoleón' de la granja orwelliana, maniobra entre bambalinas, o a cielo abierto, que lo mismo le da, para endosarnos un régimen que se parezca al de la Venezuela de Maduro: un comunismo de nuevo cuño, si es que el comunismo tiene algo de nuevo. Las fórmulas son las mismas: economía centralizada y planificada, expropiaciones, restricción de libertades, manipulación y propaganda, etc., todo ello camuflado bajo la envenenada renta mínima con la que comprar voluntades (y perpetuarla, que es lo malo) y bajo ese nuevo discurso melifluo que parece sisearnos, cuando le hemos visto morder las palabras literalmente mientras crispaba el rostro. Ansía 'apesebrarnos', hacernos sus votantes cautivos imbuidos de un síndrome de Estocolmo colectivo. Las consecuencias del comunismo, lógicamente, también son las mismas: a corto plazo se nota poco, a medio plazo hambre, miseria y sufrimiento. Está comprobado: desde la URSS de 1917, hasta la actual Cuba, dictadura «peor que la de Pinochet» según el ex revolucionario cubano Reinaldo Arenas, pasando por la larga lista de países sometidos a la fangosa bota comunista. ¿Qué podemos esperar? Y aunque difícil en la 'euro-España' actual no debemos pensar que aquí no puede ocurrir. Por ahí se empieza. Y recuperar el camino puede ser terriblemente costoso: tras caer el liberalismo de principios del siglo XX llegó el totalitarismo desmedido; costó una Guerra Mundial librarnos del nazismo y una larguísima Guerra Fría librarnos del comunismo y devolver las libertades a media Europa.

Con la economía en respiración asistida, como ocurre aquí y ahora, no se genera riqueza, pero sí necesidades y malestar, caldo de cultivo perfecto para oportunistas que ofrecen dádivas buscando el apego de las gentes, aunque en el fondo les quiten la libertad y, en consecuencia, las alternativas a la miseria y la opresión. Sabemos que el capitalismo genera bolsas de pobreza, pero también sabemos absolutamente que, pese a sus promesas, el comunismo, la economía planificada desde el poder, «conduce a la dictadura», y genera una inmensa y sola bolsa de pobreza donde no dejan ni papel para limpiarse el tafanario. Eso sí, colectivizada, algo que haría las delicias del comandante Chávez. Hacia 1890 decía Castelar que el socialismo lanzaba «promesas aparatosísimas» pero no daba ninguna realidad, y siempre precedía a la ruina de las democracias. Eliminar el capital del trabajo es como quitar el océano y la lluvia para preparar humedad en el suelo, decía don Emilio. Una cosa es clara: si se acaba el dinero se acaba el bienestar, y con él la posibilidad de ayudar al necesitado. Hasta hoy solo el capitalismo ha sido capaz de generarlo. Y, aunque no todo capitalismo es demócrata, sin él no hay democracia -decía Santos Juliá-, algo que no pudo decir del comunismo.

Así es que preocupa mucho ver actuar a audaces incompetentes con ínfulas de dictador que hablan descaradamente de «gimnasia revolucionaria» o «jarabe democrático», por más que ahora, desde el gobierno, moderen sus formas hasta la insoportable blandicie con la que, o insultan, o regalan los oídos de los confiados ciudadanos. Ante la posibilidad, aunque remota, de que triunfe el chavismo en España, reivindiquemos la Libertad, de nuevo maltrecha. Lo que tenemos no es perfecto, pero mientras lo mejoramos no podemos permitir que nos lo arrebaten otra vez. Ojo con la época crítica en que vivimos. El 'Manual de resistencia' escrito por la amanuense de Pedro Sánchez, aunque con un contenido radicalmente distinto su título viene bien. Hemos de resistir. Cuando pase la bestia invisible que nos acogota, vendrá otra pesadilla, aquella que iba a padecer el presidente de la mano del 'cura laico' Iglesias pero que nos ha endosado a nosotros. Cuando escampen los nubarrones de la salud quedará el desolador panorama económico de endeudamiento público y déficit brutales, empresas y autónomos devastados,... y paro, mucho paro. Todo estará listo para el 'salto adelante'. De Sánchez no podemos esperar nada, así que no bajemos los brazos. Si nos descuidamos nos quedaremos como un leñador en el desierto. No queremos más dictaduras; mucho menos totalitarismos inmisericordes. El comunismo es la antítesis de la libertad y la democracia.

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