El carril de los lentos

No hay manera. En las autovías se ha asentado el hábito ilegal de ir con preferencia por el carril de la derecha. No valen campañas de concienciación. En las de tres carriles todavía es más notoria esta tendencia inapropiada, prohibida, sancionable, pero a la vez consentida. Parece como si se desistiera ya de afrontar la situación, como ocurre con tantas cosas, porque si hubiera sanciones de verdad, si se prestara atención oficial al problema con intensa dedicación, otro panorama habría.

El problema se ha incardinado tanto entre las nuevas generaciones de conductores, que ya es un vicio extendido; se ha hecho transversal, como se estila decir ahora. Tiempos modernos. Pero ¿es moderno esto de desobedecer pro sistema la normativa de tráfico, despreciar a los demás, atentar contra la seguridad vial y dejar de aprovechar con lógica y sentido común la calzada disponible? ¿No ven que no es razonable?

La ausencia de energía y autoridad para corregir esta cuestión ha facilitado que ahora mismo, cuando le dices a alguien que si va por el carril de la izquierda, o el del centro cuando hay tres, lo está haciendo rematadamente mal, porque ha de ir por la derecha y utilizar los otros sólo para adelantar o cuando no queda más remedio, porque hay congestión, cuando se colapsa la circulación por lo que sea, te miran raro, como diciendo: de qué va este tipo, vaya antigualla. Incluso hay quien se atreve a indicar que, según su criterio, quien lo hace mal eres tú, y el colmo de los colmos es que algunos identifican el de la derecha como el carril de los lentos, o de los tontos. De modo que si no eres tonto, ni pretendes ir a menos de noventa por hora, tu sitio no es la derecha, sino el centro o la izquierda. Y no va de política.

En el colmo de la tergiversación de la realidad y de lo que debe cumplirse al respecto, a poco que escudriñe uno entre sus círculos más cercanos, puede encontrarse fácilmente con alguien que le explique una razón algo más profunda para justifica tal proceder: se confunde el carril derecho con el reservado para la incorporación de los vehículos que salen por las sucesivas entradas a la autovía, y en recorridos periurbanos hay tanta intensidad, son tantos los que entran sin hacer caso de las señales de 'ceda el paso' que deben respetar, que para no chocar o andar haciendo continuas 'eses', los que ya estaban dentro prefieren ir por el carril contiguo. De esta manera se combinan dos irregularidades que complican aún más el problema: la vocación de escurrir el carril derecho y la desobediencia del 'ceda el paso'. Y no les digan nada; están convencidos de tener razón, encima. Porque nadie les corrige, ni menos aún les multa.