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MUSEO SOROLLA
Cartas de Joaquín Sorolla

Cartas de Joaquín Sorolla

GRANDES ALMACENES ·

En su correspondencia con el empresario Pedro Gil, el gran pintor valenciano califica de «holgazanes» a los impresionistas y puntillistas

RAFA MARÍ

Domingo, 26 de febrero 2023, 23:55

Nació Sorolla en Valencia el 27 de febrero de 1863: tal día como hoy de hace 160 años. El 10 de agosto se cumplirá el centenario de su muerte (Cercedilla, 1923). Es un año de conmemoraciones pictóricas. Estamos también en el año del centenario de Eusebio Sempere (Onil, 1923-1985). Y dentro de un mes y nueve días -el 8 de abril- se conmemorará el 50 aniversario del fallecimiento de Pablo Picasso (Málaga, 25 de octubre de 1881-Mougins, 8 de abril de 1973). El libro 'Filming Picasso' (Alianza, 2023) cuenta las memorias de Luis Revenga acerca del rodaje de 'Picasso', documental realizado por él en 1981 con motivo del centenario del nacimiento del artista malagueño. Para ese documental entrevistó a familiares y amigos del pintor (Alberti, Bergamin, Dora Maar, Cela, Tàpies, Jacqueline Picasso...).

No hay modo más respetuoso e interesante de recordar a un artista que viendo sus obras y leyendo sus escritos y correspondencia. Me sumerjo con ganas de saber más en el libro 'Epistolarios de Joaquín Sorolla' (Correspondencia con Pedro Gil Moreno de Mora), 397 páginas de amplio formato (Anthropos, 2005), con edición a cargo de Facundo Tomás, Felipe Garín, Isabel Justo y Sofía Barrón.

En este libro de referencia (aporta muy valiosas informaciones sobre numerosos temas), leo un llamativo comentario del gran Sorolla en una carta que remite en 1894 a su amigo el empresario valenciano Pedro Gil, que en esa época vivía en París: «Ya estoy terminando mi cuadro para el Salón (de París), este es de tamaño grande (...) es una escena de unos pescadores, y pasa en el interior de una barca de pesca» (se trata de una de las obras más célebres de Sorolla, 'Y aún dicen que el pescado es caro', 1894, óleo sobre lienzo perteneciente al Museo del Prado).

«Sigo el camino normal de la pintura genuinamente española -continúa comunicándole Sorolla a Pedro Gil- cerrando ojos y oídos a todo impresionismo y puntismo, beatos nosotros que aquí no tenemos esa plaga de holgazanes, pues es lo único que puede llamárseles». La franqueza de Sorolla es algo natural en una carta privada hecha pública décadas después. Llamo a Felipe Garín (Valencia, 1943), ex director del Museo del Prado (1991-1993), del Museo San Pío V y del Consorcio de Museos. Le muestro mi sorpresa: Sorolla llama holgazanes a los impresionistas y puntillistas ('puntismo' en la terminología de Sorolla).

«Sí, opinaba así en 1894», afirma Garín. «Pero Sorolla evolucionó posteriormente, evolución que no se refleja en sus escritos y confidencias epistolares, pero sí en su obra, cuando empiezan a predominar los temas del mar y la luz». A partir del Gran Prix que Sorolla obtuvo en la Exposición Universal de París de 1900 con el famoso lienzo 'Triste herencia' (colección de la Fundación Bancaja). «Este cuadro marca el inicio de su consagración internacional, con un importante respaldo de crítica y público», comenta Garín.

'Triste herencia' significa la evolución de Sorolla hacia temas más personales. Viaja con frecuencia a París, conoce las últimas tendencias y ya no vuelve a llamar «holgazanes» a los impresionistas. En ese sentido, es muy informativo el artículo de Javier Tusell 'Joaquín Sorolla en los ambientes políticos y culturales de su tiempo', perteneciente al libro 'Arte, historia y política en España, 1890-1939' (Biblioteca Nueva). No es fácil conseguir esta publicación.

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