Los 'cates' de septiembre

Y septiembre también era el mes de la recuperación estudiantil de asignaturas suspendidas, antes de que una de las enésimas leyes educativas dejara para junio esos exámenes, no se vaya a frustrar el niño estudiando en verano, válgame Dios, aunque no se lo haya ganado con una ristra de 'cates' en la mochila. Maravillosa palabra esa de 'cates'. Y como aquí ya vamos peinando canas (o teniendo menos que peinar), vamos a dar las notas de esto que llamamos 'el estado de la Comunitat'. O aún más a la vieja usanza, con 'necesita mejorar' o 'progresa adecuadamente'.

Unas Fallas mejorables. Septiembre ha sido aún más contradictorio este año con las primeras Fallas de la historia en verano (y esperemos que las últimas). Vaya por encima de todo el ejemplo de lucha, tesón y aguante que el sector ha dado tras un año infernal y una plantà bajo el diluvio. Sobresaliente en esta materia. Mejorables algunas escenas de aglomeraciones en carpas, amagos de bailoteos y carencias de mascarillas. La inmensa mayoría ha cumplido las medidas, y el toque de queda se ha respetado escrupulosamente, pero no hay que olvidar que la pandemia remite, pero sigue.

Las promesas de Marzà. El típico estudiante que se pavonea a principio de curso de que lo va a aprobar todo y con nota se puede comparar con el conseller Marzà. Lograr que todos los niños dejaran de estar en barracones antes del fin de la legislatura (la pasada) fue su primera promesa. Luego rebajó el 'sobresaliente' a tener adjudicadas o en ejecución todas las obras de infraestructuras educativas. Y se lleva un 'muy deficiente' en el boletín. El curso que arranca este miércoles lo hace con 19.000 escolares entre aulas prefabricadas. No es que la cosa vaya a menos, es que son 3.000 más que en el curso anterior. Así lo denunció el PP y Educación no ha negado la mayor. Marzá tiene la ocasión mañana de entonar el 'mea culpa'. O quizás de empezar el curso otra vez pavoneándose de que va a sacar matrícula...

Ignorados por Interior. 'Cate' también para Interior, y por extensión para la Conselleria de Justicia. Va para legislatura y media que el Gobierno central nos niega los necesarios 500 policías autonómicos que nos faltan. Sánchez no se acuerda de nosotros y Bravo no presiona lo suficiente para lograrlos. Y no es baladí tener menos agentes para pelear contra los incumplimientos de las medidas Covid, los robos en el campo, proteger a menores o evitar incendios. Suspenso colectivo.

Informar. La eterna asignatura pendiente del Consell. Informar no a este periódico, sino a los ciudadanos. Nosotros sólo somos los mensajeros. Los que acaban muriendo, como sostiene el dicho. La comunicación es muy mejorable en la Generalitat. A pesar de contar con un ejército de profesionales (una cifra mayor que muchos medios de comunicación), sigue siendo más un gabinete de propaganda que de prensa. De imagen. Rápidos cuando el tema les interesa. Échate a dormir si es que no...