LO DE CELAÁ NO ES UN GLOBO SONDA

Va Isabel Celaá, ministra de Educación en funciones y portavoz del Gobierno, a la inauguración del XV Congreso de Escuelas Católicas y dice que el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo para sus hijos «no son una emanación estricta de la libertad de enseñanza reconocida en el artículo 27 de la Constitución española». Y ante la polvareda que levanta semejante interpretación de la Carta Magna, el ministerio se ve obligado al día siguiente a matizar y explicar la explosiva intervención de su titular, sin conseguir desactivar la preocupación que ha generado no sólo en el colectivo directamente afectado, el de los colegios concertados, sino en todos los que defienden ambos derechos. Y aunque algunas interpretaciones hablan de globo sonda para hacer ver que lo que en realidad buscaba Celaá era estudiar la reacción de unos y otros y saber así hasta dónde puede llegar, no es en absoluto descartable que un próximo Gobierno PSOE-Unidas Podemos haga del acoso a la enseñanza no estricta y exclusivamente pública uno de sus objetivos principales. En primer lugar, porque ya que Sánchez no va a poder contentar a los socios del Ejecutivo con concesiones en materia económica sobre la que Bruselas se lo va a impedir (y mucho más si España entra en un periodo de recesión), al menos tratará de tenerlos tranquilos con medidas, proyectos y reformas legislativas dirigidas a la clientela más izquierdista, dogmática y radical. Y en este apartado hay que incluir no sólo la educación sino todo lo relativo a la memoria histórica (exaltación de la república, persecución al franquismo...) así como el hostigamiento a la Iglesia católica. En segundo lugar, si nos salimos del territorio español y nos vamos hasta el Reino Unido veremos que recientemente el Partido Laborista británico aprobó en una conferencia política un plan para acabar con las escuelas privadas en todo el país. Y aunque la situación no es comparable, no hay que perder de vista lo que hacen formaciones extranjeras que comparten ideología con el PSOE y cuya línea de actuación puede acabar llegando a España antes o después. Y en tercer lugar, no hay más que fijarse en lo que está sucediendo en la Comunitat Valenciana para averiguar por dónde pueden ir los tiros si Sánchez e Iglesias consuman su matrimonio de conveniencia. Porque aunque el PSPV no plantea una ofensiva abierta contra los colegios concertados, lo cierto es que deja hacer a un conseller tan nacionalista como izquierdista y que hace del primado de lo público una auténtica religión, dedicándose a poner palos en el engranaje de los centros que no son de su agrado y que en definitiva son todos los que no llevan la palabra mágica: público. Lo de Celaá es algo más que un globo sonda.