Celebrar las buenas noticias

Los usuarios de la página web de LAS PROVINCIAS habrán adivinado los motivos por los que me ha tocado transitar tanto el jardín del Turia. A propósito del 35 aniversario del nuevo uso que se le dio al río hemos iniciado un completísimo serial sobre las posibilidades de este espacio emblemático. Si todavía no han disfrutado de ninguna de las entregas les invito a que dejen de leerme ahora mismo, busquen en nuestra versión digital el trabajo sobre esta zona y lo disfruten.

Media redacción de este diario se ha implicado para buscarles todo tipo de caras al cauce, la más infantil, la más deportiva, la más verde... Y en las próximas semanas todavía sorprenderá más. No exagero, merece la pena no perder lo que hemos preparado. Mostramos el río como nunca se había visto.

No he venido aquí solamente a hacer promoción, sino a contar por qué he recorrido a menudo en estos días el cauce, siempre en bici, mirando a un lado y a otro, oteando lugares, haciendo fotos, grabando sonidos, localizando a sus diversos habitantes.

Esto me ha ayudado a apreciar todavía más lo que se aglutina en esa franja que podría haber dividido la ciudad y que en realidad la une. El antiguo cauce es un lugar de reunión, de encuentro, de comunión.

Por supuesto que podría mejorar en muchos aspectos. Hay zonas verdes que ha de revisarse y otros emplazamientos sufren deterioro sin que nadie parezca que repare en ello. Echo en falta que no se aproveche mejor sus posibilidades gastronómicas, pero nada de ello lastra la alta consideración que le tengo.

El jardín del Turia cuenta desde esta semana, además, con un nuevo inquilino. La Caixa ha abierto en uno de los tramos, en el de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, uno de sus emblemáticos centros culturales. Es una buena noticia que Valencia cuente con un espacio de estas características, al que podremos sacar provecho los que vivimos aquí y los que vengan de fuera. Además se ha dado uso a un contenedor que, como tantos otros, se construyó sin saber muy bien para qué serviría. Ahora cuenta con una estupenda función.

Vale la pena una visita con el fin de contemplar el trabajo arquitectónico que se he hecho en el interior para acondicionarlo. Y otras tantas para revisar las exposiciones que allí se programarán. Debemos celebrar las buenas noticias cuando vienen, estamos muy necesitados de ellas. Dedicamos mucho tiempo a lo malo y no nos detenemos en lo bueno.