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ESTO ES CHICAGO

JOSÉ MARTÍ

Martes, 12 de marzo 2019, 08:27

La persecución arbitral que sufre el Levante no es una simple impresión personal o mera casualidad. Es un hecho objetivo. Observen sino lo sucedido en las tres últimas derrotas consecutivas granotas con un uso discrecional y premeditado del VAR para perjudicar a la entidad de Orriols. No cabe otra explicación. Existe una mano negra. Lo sucedido no es azar, sino un patrón de conducta -pura estadística- que confirma un modo de comportamiento explícito. Las cosas son tal y como vemos que son. Ante esta confirmación empírica caben dos opciones: seguir cruzados de brazos como hasta ahora y esperar que en el próximo partido cambie el aire y dejen de pitar en contra porque sí, o bien emprender desde la entidad las acciones necesarias para conseguir dar un giro y terminar con esto de una vez. La resignación con un «esto es lo que hay» ya no nos sirve a estas alturas porque alguien parece empeñado en cortarnos las alas o, aún peor, mandarnos a Segunda. Las llamadas del día siguiente pidiendo tímidas explicaciones, los escritos de queja o la protesta institucional en redes sociales sirven de poco cuando en cada partido hay un tipo rodeado de monitores en una sala de Las Rozas empeñado en trazar líneas y retorcer el reglamento para hacerte la vida imposible o, por el contrario, mirar hacia otro lado como si no estuviera ahí. Es el momento de dar un golpe sobre la mesa, plantarse ante quien corresponda y aclarar las cosas. Hablar y pactar. En el mundo 'tebasiano' se funciona así, como en el Chicago de los años 30, cara a cara y poniendo las cartas boca arriba. Según parece, la persecución podría venir motivada por el recurso presentado en enero por alineación indebida del Barcelona en la ida de la Copa, el llamado caso Chumi. No encontramos otra explicación plausible, más allá del conocido y manifiesto 'cariño' del presidente de La Liga por el club de Orriols. Vuelve a usar un club pequeño como el Levante para lanzar una advertencia al resto. Cumple al pie de la letra la famosa frase de Al Capone: «No confundas mi amabilidad con debilidad. Soy amable con todos, pero cuando alguien no lo es conmigo, la debilidad no es lo que recordarás de mí». Ante esta situación de impotencia, a la plantilla solo le queda seguir trabajando, no descentrarse ni bajar los brazos y jugar como hasta ahora. Paco López tiene la difícil tarea estos días de concienciar a los jugadores para pasar página, olvidar los 'atracos' padecidos y salir a ganar el viernes en Anoeta. Dejarse la piel en el campo para vencer la adversidad. Y el club a través de su presidencia y servicios jurídicos ponerse las pilas moviéndose en los despachos para lograr revertir todo aquello que excede de lo deportivo. El futuro del Levante está en juego. O no.

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