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Acta es fabula», la función ha terminado. Así cerraban los espectáculos en la antigua Roma y así damos carpetazo al paréntesis navideño de buenos propósitos ... y agasajos. Continúa la vida cotidiana y el escenario político sube la persiana. Pero aquí sin rebajas ni descuentos y con una empinada cuesta de enero que llegará hasta mayo (si nadie lo cambia) y que modificará la composición de todas las instituciones de arriba a abajo: ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos, Congreso y Senado. Mucho por hacer y en muy poco tiempo.
Conscientes de la fragilidad de la memoria humana, que tiende a quedarse con el recuerdo más reciente, no hay estrategia política que no fie la suerte de un partido a resaltar lo último que ha hecho y conseguido. Lo de entregarse al frenesí de reformar calles, acabar obras públicas, hacer inauguraciones y emitir informes constantes de «buenos datos», es de primero de gobernante en la antesala de una cita electoral. Y hasta en los días de Reyes, el gobierno central aprovechado la oportunidad y como el lobo de Caperucita, ya enseña la patita de su táctica. La de lanzarse a los mensajes optimistas movilizadores del voto. Así que de crisis nada como dice la ministra Montero, porque los datos de empleo son mejores de lo previsto a pesar de la inflación, pero de dar explicaciones sobre cómo se cuantifican los «fijos discontinuos» ni media palabra.
Y como la estrategia de esconder bajo las alfombras todo lo que resta puede peligrar por cualquier contratiempo o china en el zapato que le salga a uno, mejor es combatirla. Tal vez por eso, Ximo Puig ha decidido afearle públicamente a Sánchez un desprecio, otro más, hacia la Comunitat. Consciente a diferencia de 2019, que el madrileño puede penalizar las opciones del socialismo valenciano, Puig abandona su perfil indulgente con Madrid y anuncia, ahora sí, que se opondrá al Gobierno central por faltar a su palabra en el asunto del trasvase Tajo-Segura. Si hiciera igual con la reforma del sistema de financiación autonómica (como seria su obligación) Moncloa lo adscribiría al equipo de García-Page y Lambán pero sus posibles votantes le respaldarían seguramente.
Sin embargo hacer que no le identifiquen con Sánchez no es su único obstáculo. Tiene tres más en el camino hacia el Botànic III. primero, a un líder del PPCV Carlos Mazón en claro progreso dispuesto a no dejarle pasar ni una y que le aventaja en apoyos del 'alicantinismo' y los regantes, a una Oltra en la encrucijada judicial dispuesta a 'defenderse' y sobre todo, a un escándalo de presunta financiación irregular del PSPV destapado por la Guardia Civil, el caso Azud, que le obliga a ser extremadamente escrupuloso con los modos y lo que haga. Y ayudas parece que no va a tener muchas. A Sánchez, nadie la va a amargar la Presidencia española de la UE prevista para junio. Es su trampolín personal y en el PSOE ya saben que con su futuro, nadie juega.
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