Hay un estilo de gobernante que se instala en la arrogancia. En el campo apenas se recuerda alguna corta temporada sin algún alto cargo con ... competencias directas en el ramo que no se distinguiera por impartir lecciones y reprimendas. Algunas veces con toda la razón, ¡ojo! No es que los agricultores vengan sumidos de origen en la verdad inmutable, como nadie entre los mortales. Si a esas fuéramos, por ejemplo, también serían pocos los que hubieran aceptado la mascarilla a rajatabla y eludir concentraciones para poner coto a la pandemia. A la vista están las desobediencias grupales y la necesidad de redoblar esfuerzos para poner orden y que esto no se desmadre.
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Pues, de igual modo, en el campo es preciso poner orden de vez en cuando, llegar y decir: «aquí estamos con estas nuevas normas que son necesarias y que se tienen que cumplir por el bien general». Muy bien. Porque si no fuera así, a buen seguro que seguirían igual miles de burradas que afortunadamente se van corrigiendo. Como recoger sistemáticamente los envases de fitosanitarios que antes llenaban acequias y descampados (aún se ven algunos), sustituir aquellas prácticas de tratamientos excesivos a calendario por procedimientos racionales de lucha integrada contra las plagas..., entre tantas cosas que van evolucionando a mejor y que, a buen seguro, al principio, cuando llegaron los primeros predicando la novedad impuesta, serían recibidos con desconfianza y reticencias. Pero luego se aceptó y se instaló la razón, porque se vio que quedaba demostrado que el cambio que llegaba era a mejor. Porque nadie es reacio a cambiar si ve que mejora él y su entorno. Así se ha visto con la eficacia de mascarillas y vacunas ante el covid.
No ocurre igual con la plaga del 'cotonet' de Sudáfrica, donde no vale que se diga: «pues ha de ser así, os quitamos herramientas y ya os apañaréis, que aún eliminaremos más insecticidas, porque debéis cambiar de chip». No, porque entonces es fácil replicar: «Mire, maestro, demuestre antes que funciona en su campo y le seguiremos sin rechistar; y no abuse con eso del chip, porque mire lo que pasa en las fábricas de coches, que están sacando modelos con menos electrónica debido a la escasez mundial de semiconductores: no hay recambio fácil de chips.
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