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Es tan triste lo que está aconteciendo estas semanas en torno al Valencia que ha tenido que llegar la niña de los Lim para animar el cotarro y encender todavía más el ánimo de los valencianistas. A esto hemos llegado. A que una niña de Singapur nos diga lo que somos y quién manda aquí. Decía hace unos días la hija del máximo accionista del Valencia Club de Fútbol, que no dueño, que el club era de ellos y podían hacer lo que quisiesen. Lo primero que demuestra con esta afirmación es que si piensa así deja en muy mal lugar a su padre como empresario. Por muchos millones que tenga, un buen empresario mira por el bien de sus empleados y sus clientes, en este caso de los aficionados. Podía el Sr. Lim y su familia mirarse en el espejo de empresarios como Juan Roig o Amancio Ortega que han conseguido estar donde están, además de por su buena gestión, por el cuidado y atención a sus clientes. Empresarios que, junto a sus empleados, forman parte de una familia. Todo lo contrario de lo que es el Valencia en la actualidad. Las decisiones que se toman van todas, precisamente, en contra de los intereses del club y de sus aficionados. El fútbol no es sólo un negocio, en el fútbol hay mucho en juego. El fútbol es pasión y es sentimiento. Seguramente la pequeña Lim no ha trabajado nunca ni le hará falta. Ni sabe lo que significa sentir lo que sentimos los valencianistas por nuestro club. Ella sólo sabe quienes son Ronaldo y Beckham. Los Soler, Gayá, Jaume, Guillamón o Ferran no son de su galaxia. Estaba deseando que volviese el fútbol y ahora sólo quiero que acabe. Esta reanudación está siendo un calvario y en cada partido que jugamos la desazón es mayor. La afición y la ciudad se están despertando del letargo mostrando su inquietud por la deriva del club. Algunas pancartas asoman por la ciudad pidiendo la marcha de Lim. La Agrupación de Peñas ha hecho público un comunicado en el que pide a Meriton «que respete al club y su historia» y le recuerda que «es el máximo accionista pero nunca será el propietario del club». Deberíamos ser capaces entre todos de poder hacer algo ante este momento crítico que está atravesando nuestro club. Propongo desde aquí que la Agrupación de Peñas convoque una asamblea en la que tengan cabida peñistas, aficionados, accionistas, ex jugadores y todo aquel que se sienta parte de esta gran familia para hacer un frente común en defensa de nuestro club. Algo tenemos que hacer y cuanto antes mejor. De nada sirven las lamentaciones si no lo intentamos. Así que unámonos por un mismo objetivo, recuperar el Valencia Club de Fútbol, porque es nuestro y eso nadie lo puede cambiar.
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