En mi calle duermen al raso treinta coches, aproximadamente un tercio del parque del vecindario, compuesto de bloques de pisos. De los otros dos tercios, ... algunos dormirán en garajes y otros también al raso, en otros lugares, como es seguro que, al revés, algunos de los que aparcan en dicha ubicación serán de otros sitios. Quiere decirse que en el deambular habitual de cada cual, una inmensa mayoría de los automóviles que se ven retirados en las calzadas no quedan precisamente frente a los domicilios de sus dueños, los cuales, además, tampoco están a mano de planta baja. Por tanto, tengamos claro que todos estos propietarios, que son los que más, van a tener muy difícil, cuando no imposible, recargar sus coches eléctricos cuando las normativas les impongan tal cambio sin alternativa, como está aprobado. Multipliquen esto por todas las calles, por todos los pueblos y ciudades.

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La UE y los estados miembros han tomado una decisión que va a ser muy problemática: en 2035 ya no se podrán fabricar y vender en Europa automóviles nuevos con motores que vayan a gasolina o gasoil. El titular inmediato es facilón: a partir de entonces sólo habrá coches eléctricos, pero no es verdad; no quedarán en el arcén los que se hayan fabricado hasta esa fecha, seguirán en marcha mientras las sucesivas revisiones de ITV supervisen que estén en condiciones. Tampoco es cierto que vayan a desaparecer para siempre los motores de explosión interna, que ahora son los de gasolina, gasoil o gas, siempre que se disponga de nuevos tipos de combustible que sean neutros en emisiones contaminantes, de ahí que múltiples compañías e investigadores de todo nivel estén apretando para desarrollar lo que a todas luces será necesario para entonces, porque muy probablemente no será suficiente con la pretendida electrificación general que tanto se aplaude.

Alemania prepara una restricción de las potencias domésticas de electricidad para reducirlas a 3,7 kw/h, porque la red de generación y distribución no da para todo. Y si la gran Alemania está en eso, imaginen el resto. Si uno dispone de un coche eléctrico de 40 kw, por ejemplo, y en su casa tiene 3,7 kw de potencia, que es una media bastante común y por seguir la pauta alemana, necesita casi 11 horas cada día para cargar su batería. Supongamos que lo pone a cargar desde las 8 de la tarde hasta las 7 de la mañana. Y esto suponiendo que viva en planta baja, tenga garaje y en dicho horario no gaste la luz para nada más; si no, más tiempo o irse a medias. Los demás se pueden quedar colgados, no van a entrecruzarse cables desde balcones a las aceras. Luego está la limitación de la corta autonomía. Pero casi todo el mundo calla. Por la salud del planeta.

No hay medios para que todos los usuarios puedan cargar cada noche las baterías de sus vehículos

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