¿El conejo especie en extinción?

Te lo cuentan y no te lo crees, claro. Será una broma, porque lo que predomina a tu alrededor es la proliferación de daños causados por toda clase de animales silvestres, y, entre ellos, sobre todo el conejo. No hay cultivo valenciano que no esté seriamente afectado, en todas las comarcas, y además desde hace mucho tiempo y sin visos de que el problema vaya a tener freno o remedio; al contrario, va a más por todas partes.

Entonces, ¿cómo es posible que digan que está en peligro? Pues resulta que sí, que en otras regiones se lamentan de que hay muy poca población de conejos. Por tanto no tienen quejas agrícolas, al contrario que aquí, y en cambio se destacan los perjuicios que sufren los cazadores, porque no tienen piezas a la vista que puedan cobrar, y sobre todo la falta de comida para que pueda consolidarse la recuperación del lince ibérico, que se alimenta de conejos.

Qué mal repartidas están algunas cosas, puede pensar cualquiera de los miles y miles de agricultores valencianos perjudicados por los continuos ataques de los conejos, que destrozan toda clase de cultivos y llegan a matar poblaciones enteras de cítricos, a base de roer la corteza de los troncos en toda su circunferencia, hasta 'ahogarlos'.

El caso es que, como en buena parte de España el problema es precisamente el contrario que aquí, ha triunfado la declaración de especie en peligro, por lo que ya importa menos, o casi nada, que en algunos sitios continúe siendo un problema al alza. Porque lo que piensan los conservacionistas a ultranza es que será bueno que se favorezca el mantenimiento de áreas con mucha población para intentar que desde ahí se vaya extendiendo al resto. Lo que pase mientras tanto da igual; los graves daños que causan los conejos donde son plaga no importan, visto el asunto con perspectiva distante. Y para colmo, es bien notorio que desde estas tierras no se pone el suficiente empeño técnico-político para demostrar lo que ocurre y contrarrestar decisiones que dañan a muchos.