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Max von Sydow aplaude en 'Evasión o victoria'. lp
En el confinamiento

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SILLA DE ENEA ·

La cultura es un bálsamo para aliviar la reclusión en casa

JOSÉ RICARDO MARCH

Lunes, 16 de marzo 2020, 08:04

Inicio la semana con el firme propósito de dedicar estas líneas al recientemente fallecido Max von Sydow. No pretendo hacerlo con el objetivo de analizar con las armas del crítico cinematográfico la trayectoria del actor, estrella del firmamento cinematográfico con una hoja de servicios impresionante. Dicha tarea pertenece en exclusiva a mi admirado Rafa Marí, cuyos exquisitos apuntes semanales leo con fruición cada lunes. Yo pretendo colar de rondón a Von Sydow en esta página a cuenta de su participación en 'Evasión o victoria', la película que han olvidado, quizá conscientemente, decenas de necrológicas. Tengo incluso elegida la imagen que encabezará el texto: la icónica estampa del actor sueco, convertido para la ocasión en Karl von Steiner, oficial de inteligencia alemán, aplaudiendo el gol de chilena de Pelé/Fernández ante el estupor de sus compañeros de palco, un puñado de mandos nazis que ven en el partido -que, recordemos, mide a una selección alemana y a un combinado de presos- una magnífica arma propagandística del régimen hitleriano.

Sin embargo, el paso de las horas conduce a una realidad kafkiana que me invita a abandonar la idea inicial. Estrenamos la semana con una sucesión incesante de rumores, concretados al poco tiempo en las cancelaciones en cascada de actividades deportivas en todo el continente. Apenas unas horas después de que sepamos que el derbi no tendrá lugar empieza a deslizarse la idea de que es más que posible la reclusión de la población en sus hogares a causa del coronavirus. Es entonces cuando asumo que esta columna no hablará del actor fallecido ni del 'partido del siglo', que diría Carlos Marañón. Tampoco de la sucesión de toques de balón que Von Sydow luce ante Sylvester Stallone/Hatch sobre la arena del Stalag, ni de las referencias al Mundial del 38 y a la nonata cita del 42, ni del trote cochinero de Michael Caine/Colby -doblado en escenas ¿de riesgo? por Kevin Beattie- en pos del esférico. Ni siquiera del tonto penalti, digno de un Diakhaby cualquiera, que comete Osvaldo Ardiles/Rey con el partido a punto de acabar.

Al conocer que nos espera un largo encierro me acerco instintivamente a la biblioteca familiar, el bien surtido búnker en el que han de buscarme en tiempo de crisis. Reconvertida por el momento en sala de usos múltiples de la casa, con colores y dibujos del niño, tabla de planchar, ropa y pinzas por todas partes, la estancia custodia centenares de libros, dispuestos con cierto orden, que narran mi vida mejor que cualquier biografía. Entre los volúmenes aún por estrenar, cosecha de compras recientes, hay un buen número de referencias que me reservaba para momentos de asueto. Acaricio algunos de los lomos y calculo los instantes en que las tareas domésticas me permitirán hincarles el diente.

En un extremo de la habitación, junto a la ventana desde la que se escucha el trasiego de los automóviles que salen de Mercadona cargados de papel higiénico, reposa una parte de la heterogénea colección de películas que tenemos en casa. Allá, escondida entre adaptaciones cinematográficas de las novelas de Jane Austen, descansa una edición temprana de 'Evasión o victoria', la película que animó tantas tardes de mi adolescencia. Y que, decido sin dudarlo, se convertirá en uno de mis bálsamos para sobrellevar el confinamiento.

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