EL CORREDOR ANEGADO
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La idea de Ribó de un paseo peatonal en el nuevo cauce nace herida de muerte por la inoportuna gota fríaDiscurría el debate del Estado de la Ciudad con un discurso del alcalde Ribó de balance y fin de mandato cuando saltó la sorpresa. ¿Un corredor verde en el nuevo cauce? ¿Nuevo o viejo? Los primeros segundos de confusión se fueron aclarando poco a poco. El Ayuntamiento propondrá a la Confederación Hidrográfica del Júcar la idea, que se suma a un canal ecológico del Parque Natural del Turia, otra iniciativa en la que trabaja la Generalitat.
Para ser un mandato donde la orden era pensar en los barrios y dejar de lado los apestados grandes proyectos, la traca final de las promesas del alcalde ha pillado a contrapié a más de uno. Los ecologistas fueron los más ágiles en proponer que sí al corredor y lo que haga falta, verde que te quiero verde, mientras la Confederación del Júcar debe callarse a la espera de que se presente el proyecto. Faltan poco más de siete meses para las elecciones municipales y todo lo que se diga ahora tendrá que ser revisado en el próximo mandato, por este o un nuevo equipo de gobierno. Si el PP vuelve a la alcaldía la decisión está clara, dado que el actual portavoz popular, Eusebio Monzó, ha tildado la idea de 'disparate'. Ribó la defiende y pone como ejemplo otros ríos que han incorporado bulevares peatonales con arbolado, carriles bici y banquitos con sombra como el Manzanares, el Besós o el Segre, ya sean una realidad o estén en fase de proyecto.
Pero ahí se produce la diferencia. El nuevo cauce no es un río sino una obra pagada por los valencianos que se pasaron lustros poniendo un sello de más en cada carta, una vía de evacuación en caso de riada para que la ciudad no se inunde como en 1957. Debe estar por lo tanto más limpia que una patena y en perfectas condiciones. Apuntan los defensores del corredor verde que el Plan Sur tiene una capacidad de 5.000 metros cúbicos por segundo, muy por encima de los 3.500 que llegaron a la ciudad aquellos días trágicos. Pues claro, los ingenieros que diseñaron la infraestructura lo hicieron con esa idea para no quedarse cortos. Un elemental principio de precaución que no debería extrañar a nadie.
Otro asunto es estudiar la viabilidad de un canal ecológico desde que acaba el río Turia en Manises hasta que el nuevo cauce se encuentra con el mar a partir de la Pista de Silla. La propuesta de la Conselleria de Agricultura merece un debate para ayudar a la recuperación del parque natural que atraviesa Camp de Tùria, pero de ahí a pensar en colocar pasarelas, escaleras, rampas y promover una especie de zona de paseo va un trecho muy largo.
La ciudad está necesitada de numerosos remiendos como para ponerse a pensar ahora en un corredor verde. El nuevo barrio del Grao, el parque de la desembocadura de Nazaret, la recuperación de la huerta del entorno (donde se ha hecho poco o nada los últimos tres años), más todo lo que falta por hacer en las playas de El Saler, como por ejemplo llevar arena para frenar la erosión o continuar derribando los restos de las obras realizadas hace casi medio siglo.
Demasiados frentes abiertos para cuestionar a estas alturas la principal infraestructura hidráulica de Valencia, donde yo llevaría aunque fuera de manera simbólica el botellón, la suciedad indiscriminada en Fallas o todas las pintadas que ahora se realizan en los edificios protegidos y puentes del viejo cauce. O sea, todos los problemas que este gobierno ha sido incapaz de resolver en tres años.
Sería más útil dedicar el tiempo por ejemplo a repensar si es necesario construir las enormes marquesinas presentadas ayer para el proyecto de la plaza Ciudad de Brujas. ¿De verdad que los ascensores que taparán parte de la fachada del Mercado Central estarán cubiertos a su vez por otra estructura? No salgo de mi asombro, como con la que se quiere hacer enfrente de la iglesia de los Santos Juanes.
Antes de invertir 4,5 millones de euros, al Consistorio le convendría decidir si es necesario algo así. En el comunicado se habla de que estarán en las paradas de la EMT. ¿Encima de las marquesinas habituales para protegerlas? Parece una broma. Ojo con un proyecto decisivo para el entorno de la Lonja y el Mercado Central, víctimas los últimos tres años de la política municipal de la regulación del tráfico a base de maceteros. Los vecinos han esperado demasiados años para darle la dignidad necesaria a los aledaños del único edificio de Valencia catalogado como Patrimonio de la Humanidad. El arbolado y el pavimento están muy bien, pero con las marquesinas el patinazo puede ser histórico.
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