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Qué cosechas la de Aznar

ESPADAS ·

El pasado valenciano de Álvarez Cascos aún no ha muerto

FERRAN BELDA

Jueves, 4 de junio 2020, 07:51

Hombres de España: Ni el pasado ha muerto/, ni está el mañana, ni el ayer, escrito». No he podido evitar acordarme de lo que decía Antonio Machado en 'Campos de Castilla' al enterarme de las últimas barrabasadas atribuidas a Francisco Álvarez Cascos. Una información publicada por ABC asegura que el ministro de Fomento y vicepresidente del Gobierno con Aznar cobró entre 2012-2019 más de un millón de euros en concepto de sueldos y 230.000 a título de dietas de Foro Ciudadano (FAC), el partido que él mismo fundó al abandonar el PP. No contento con ello aún tuvo el cuajo de girarle una factura de 21.000 € por los mítines que pronunció antes de constituir la organización. Así como subarrendarle un despacho, dos plazas de aparcamiento y un teléfono de las oficinas que Cinqualium, la empresa que compartía con María Porto, poseía en Madrid por una suma total de 174.000 €. Y digo que no he podido evitar acordarme de estos endecasílabos machadianos porque si el mañana de los Álvarez Porto no se ha escrito del todo hasta que el otrora secretario general del PP ha caído también en desgracia en el FAC, su pasado valenciano aún no ha muerto. Porque se da la casualidad de que Cinqualium no sólo era la sociedad que le subarrendaba un cubil al FAC. Era la firma con la que Cascos participaba en los negocios que su ahora exmujer realizaba y continúa realizando con Aqualium Spain. Y hubo uno un tiempo en que Porto, como empleada de Marlboroug, y después como copropietaria de Aqualium, dispuso de Valencia a su antojo. El relato de cómo Cascos y Porto lograron que Rita Barberá les comprara la exposición de Robert Montana que inauguró 'la Gran Vía de las Artes' parece extraído de 'La fiesta del Chivo'. Los novios le pidieron audiencia. Barberá les recibió en el despacho de alcaldía. Una vez cerrado el trato se los llevó a comer al Veles e Vents. Y a su regreso lo hizo público. ¿Será por dinero? En efecto, no fue por dinero. El importe de alquilar las esculturas a una firma radicada en Suiza, 348.000 €, lo pagaron a medias Bancaja y la Generalidad, firmante del contrato. Las cuales, como sarna con gusto no pica, estuvieron representadas en la inauguración por JL Olivas y V. Rambla. Mas no fue éste el único sablazo que nos pegaron. En la vertiente artística, Cascos y señora se especializaron en sangrar al a limón a la administración y a una caja de ahorros. De suerte que de las 25 que montaron con este tipo de socios, Bancaja aún les copatrocinó otra en el IVAM y Caixabank, la de los gigantes de Igor Mirotaj, en la Gran Vía Marqués del Turia.

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