Urgente Muere una joven al ser atropellada en un paso de peatones de la ronda norte de Valencia

El último fichaje de Isabel II da una dimensión del complicado trance por el que atraviesa la casa real británica. El que fuera director general del MI5 hasta el año pasado, Andrew Parker, se pone al frente de los Windsor. Con la reina a punto de cumplir los 95 años, a nadie se le escapa que el relevo en la institución es uno de los retos que está en manos del nuevo Lord Chamberlain. La soberana confía a un espía de avalada trayectoria la organización de su sucesión pero también otros asuntos delicados como la investigación sobre las acusaciones de racismo efectuadas por los duques de Sussex y la escandalosa vinculación del príncipe Andrés en el caso Epstein. Si hay algo que ha caracterizado la figura de Isabel II en sus 69 años como monarca es la discreción. Sus opiniones sobre la actualidad y la política son un misterio. Posiblemente esa singularidad ha construido su imagen imperturbable, en ocasiones acusada de insensible, ante el mundo. Su obligación con la corona ha estado siempre por encima de todo. Ahora con varias ciclogénesis sobrevolando Buckingham recurre de nuevo al principio de precaución contratando al exjefe del contraespionaje británico para tomar decisiones estratégicas. El principio de precaución es como un comodín cuando los acontecimientos arrasan como un tsunami con la hoja de ruta. Hace unas semanas la UE hizo uso de esta herramienta como medida preventiva para la salud pública. Muchos países suspendieron en cascada las inyecciones con AstraZeneca a la espera de la respuesta del comodín de la llamada de la Agencia Europea del Medicamento. La EMA no hizo otra cosa que ratificarse: «Los beneficios superan a los riesgos». No se esperaba que el organismo que autorizó ese suero cayera en contradicciones. El veto temporal sobre AstraZeneca ha frenado el ritmo de vacunación en la UE. En Estados Unidos casi el 20% de la población está inmunizada mientras que en la UE esa cifra apenas alcanza el 5%. Los datos que aporta el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades revelan que la UE no está cumpliendo sus promesas. Von der Leyen se ha empleado a fondo en criticar la informalidad de esta farmacéutica. Pero al parecer en el contrato con AstraZeneca no se obligaba a la compañía a entregar los suministros en plazos concretos ni se le prohibía la exportación en caso de no proporcionar puntualmente las dosis acordadas. ¿Alguien confiaba en que AstraZeneca, Pzifer o Moderna actuasen como una ONG? Hay retrasos e incumplimientos en algunos aspectos, sí. Pero también una falta de liderazgo europeo que desemboca en que la estrategia de vacunación sea «inaceptablemente lenta», según la OMS. A este paso supone una utopía que este verano se haya inmunizado al 70% de los europeos como garantiza la Comisión. El proyecto comunitario afronta su enésimo aprieto en esta pandemia. Resolver crisis contra reloj es un desafío mayúsculo. Que se lo digan a Isabel II.

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