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Últimamente da la impresión que estamos rodeados de bichos por todas partes. Nos invaden las plagas. No sólo afecta a los espacios públicos, aunque también. ... Existe la preocupación en comunidades de vecinos, administradores y particulares por la presencia cada vez más frecuente de ratas, chinches, cucarachas y animalillos de similar calaña que se hospedan como ocupas ocasionales en zonas públicas y particulares de muchos barrios de la ciudad. Pueden ustedes imaginar que todo esto se traduce en una ingente cantidad de trabajo, en especial, para empresas de desinfección y control de plagas centradas en desalojarlas como si de banqueros desalmados se trataran. Son bichos okupas al fin y al cabo.
Como saben, las cucarachas pueden llegar hasta su casa de muchas maneras pero, entre sus preferidas, está la de agazaparse en las cajas de cartón. ¡Cuidado con Amazon! Con esto de la globalización -como no- y la compra on line las cucas están superando fronteras y trascienden, por elevación, de sus propios territorios de origen. Ahora, se desplazan por el mundo en primera, dando buena cuenta de los paquetes porque se alimentan, entre otras cosas, de cartón y con él realizan sus desplazamientos. Si ven cucarachas más pequeñas o de tonalidades diferentes, que sepan, que no son locales. Y que tienen otros hábitos. Las más extendidas son las blatellas germánicas que tienden a instalarse dentro de su casa, huyen de las alcantarillas porque prefieren el calor del hogar y son más pequeñas. Los chinches, que también viajan, suelen venir en las maletas y para encontrarlos hay que hacer un trabajo muy minucioso porque le gustan los sitios extraños como los enchufes. Así que estén alerta. No lo digo yo, lo dicen los expertos en el tema.
Tampoco debemos subestimar la capacidad que las ratas urbanas tienen para socializar con tendencia a domesticarse. Como las ardillas de Central Park en Nueva York, las ratas valencianas empiezan a acostumbrarse a los flashes y se muestran imperturbables frente a la presencia humana. No crean, al otro lado del charco también se enfrentan a esta plaga de roedores y lo normal en la gran manzana es tener en favoritos el telefono móvil del exterminador de ratas. Digo yo que habrá una gama de gris sostenible entre los métodos empleados por Mao Zedong en 1958 que decretó la campaña de las cuatro plagas y animó al pueblo chino a terminar con gorriones, ratas, moscas y mosquitos aunque fuera con tirachinas -como si fuera un gerifalte local de Manhattan- o las prácticas de la religión jainista.
Confío que las ratas de hoy en Valencia no sean como fueron hace años las palomas. ¿Las recuerdan? Ir a dar de comer a estas aves a la Plaza de la Virgen o a parques como los Viveros era tendencia entre los planes infantiles más socorridos. Y hasta hoy. Pasados los años, tras los cuidados y el bienestar asegurado de entonces, las palomas, transformadas en legión, toman las calles con exceso de confianza. Si les parece como contribución individual, aprendamos del pasado, cumplamos nuestra parte y demostremos, al menos, cierta indiferencia.
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