Planea en el ambiente la posibilidad de que los partidos en el Gobierno lleven adelante un cambio de la ley electoral. No es un tema ... menor, más bien, es una cuestión trascendental. El asunto que se persigue es bajar el porcentaje mínimo para conseguir escaños y entrar en las Cortes Valencianas del 5 por ciento de los votos que se exige en la actualidad al 3 por ciento. Esto permitiría por ejemplo al partido Podemos, que se encuentra en sus horas más bajas, asegurar su permanencia en el hemiciclo valenciano y por extensión que el presidente Ximo Puig pueda volver a reeditar de nuevo su gobierno. El III consell del Botànic.

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Esta reforma de normal -emprendida al inicio de una legislatura de cuatro años por delante- suena hasta saludable desde un punto de vista democrático, pero a menos de cuatro meses de la cita electoral suena mal. Por una cuestión de orden. De la vieja pero buena política. Es como cambiar las reglas del juego al final de la partida. Como si no estuviera muy seguro de su gestión y aún menos de los resultados. Esto está feo como dicen los horteras. Es un cambio tan relevante en la dinámica electoral que, por una cuestión de formas, debería llevarse a cabo de otro modo. Conseguirlo es fácil. Se requieren 66 diputados de los 99 actuales. Y lograrlo, la verdad, no parece una hipótesis demasiado descabellada. Sólo con los votos de los partidos PSPV, Compromís, Podemos y algo de lo que queda de Ciudadanos (y uno más) esta reforma podría materializarse antes de las elecciones de mayo. Veremos si se atreven a dar ese paso.

Ganar la Comunidad Valenciana es trascendental para los dos grandes partidos políticos, PP y PSOE. Es paso imprescindible para llegar a ocupar La Moncloa. Una obviedad que afrontan desde Madrid de modo muy distinto. Carlos Mazón y María José Catalá no están solos, al menos no dan la impresión de estarlo, y eso en política ya es mucho. Los populares de la calle Génova van a dejarse ver mucho por aquí. Sin ir más lejos, este fin de semana tendremos en Valencia a la plana mayor por la intermunicipal pepera pese a que, sorprendentemente tengan mucha trabajo por hacer con muchas incógnitas que despejar en cuanto a candidatos de ciudades relevantes se refiere.

Reformar ahora la ley es como cambiar las reglas del juego al final de la partida

Al PSOE y a Pedro Sánchez le pasa exactamente lo contrario. En Madrid parece que han decidido dar la batalla por perdida antes siquiera de lucharla. Da la sensación que priorizan otras plazas -como Cataluña o Castilla La Mancha- dejando a un Ximo Puig algo sólo y sin respaldo de los suyos en temas tan estratégicos como por ejemplo el agua y el trasvase Tajo Segura. Así las cosas, parece que Puig está dispuesto a asumir cualquier riesgo -incluso reformar la ley electoral a contrarreloj y fuera de los tiempos recomendables- porque si se dan mal las cosas, será sólo él quien asuma las consecuencias. ¿No les parece?

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