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Urgente La Generalitat ultima un acuerdo para traer de vuelta a Valencia los sorollas de la Hispanic Society

La culpa la tuvo Erik el Rojo

CUARTO MENGUANTE ·

Vicente Lladró

Valencia

Sábado, 4 de julio 2020, 07:56

De repente han cesado las reivindicaciones de paternidad territorial sobre Cristóbal Colón. No son tiempos. No queda bien ahora defender que era de aquí o de allá y arañarle posibles méritos a las causas hispanas, porque el asunto viene en estos momentos del revés. Mejor dejarlo con la ambigüedad actual y en última instancia que prevalezca que trabajó patrocinado por España. Que el descubrimiento de América fue cosa del gobierno de los Reyes Católicos de España. Gobierno facha, por supuesto, en unas fechas históricas en las que para otros asuntos se defiende que España era una entelequia. Pero así son las cosas, lo que no vale para un roto sirve para un descosido. España fue un invento que se ha de desmembrar, pero si hay que colocar algo que suena mal, se pone en la percha de España. Colón incluido, y lo que cuelgue de Colón. No sea que lo hagamos nuestro y por extensión nos toque también algo en el reparto de reproches históricos. Porque buena parte del respetable público se ha vuelto así de repente: si un policía norteamericano mata a un ciudadano negro (afroamericano, dicen) es porque prevaleces secuelas de la esclavitud y el racismo, y está claro que en América todo eso viene a raíz de lo de Colón. Aunque Colón, que tendría su carácter, no tuvo esclavos, ni supo de ello, y se murió sin llegar a aceptar que había llegado a una tierra distinta de la que creía, convencido aún de que aquello era Cipango, el mediodesconocido Japón de la época. Y aunque América se llame así por Américo Vespucio, que era italiano, como muy probablemente también lo era Colón (genovés).

La cuestión de los ataques a las estatuas podría aplacarse si recordásemos con mayor fervor la historia, muy anterior, del vikingo Erik Thorvaldsson, más popular como Erik el Rojo (por su pelambrera rojiza, no por ideología, que aún no se estilaba), y de sus descendientes, pero también ha cesado la cantinela frecuente de que estos grandes guerreros y formidables navegantes fueron los primeros europeos que llegaron al continente americano, aunque seguramente tampoco tuvieron conciencia de ello.

Tras asentarse Erik y los suyos en Groenlandia, donde murió, su hijo Leif Eriksson llegó hasta Terranova hacia el año 1000. Pero, afortunadamente, no se sabe de que sufran ataques las estatuas que recuerdan aquellas hazañas en Qassiarsuk o Brattahlío (Groenlandia), en la catedral islandesa de Hallgrimskirja o en lugares remotos de la costa canadiense. Son sitios demasiado apartados para las huestes urbanícolas y desinformadas. Pero mira que si Colón sabía de aquello y resulta que todo empezó por 'culpa' de los vikingos. Pero claro, no son tendencia.

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