Daniel Ruiz, el ganadero

Tal exaltación de la figura de este ganadero viene a cuento porque conocemos su trayectoria de apasionada entrega. Pero también porque cuando se lidian seis toros, como sucedió el pasado miércoles en la corrida Picassiana de la feria de Málaga y hay unanimidad en catalogar al lote criado en el Cortijo del Campo de bien presentado, variado de capas y juego y además encastado, y se le premia a uno de sus ejemplares con la vuelta al ruedo, en este caso a 'Juguetón', es justo reconocerlo.

Del toro premiado destacó su pelea en el tercio de varas, brava y poderosa, y su entrega en la pelea que le propuso el no menos bravo Roca Rey, quien centró la lidia en el poderío y la ligazón. Pero es que los cinco ejemplares restantes también lucieron parecidas virtudes, eso sí, con la siempre agradecida particularidad de la diversidad de matices en su comportamiento. Con ellos, tanto el peruano, como Cayetano y Pablo Aguado, lograron enloquecer a los aficionados.

Y fue así porque siendo una corrida que propició el éxito de los toreros, estos tuvieron que exponer sin guardarse recursos ni esfuerzo alguno. Esa debió ser la clave para que crítica y público salieran de la plaza con ganas de volver otro día. Buscando sólo la nobleza se puede caer en la embestida excesivamente pastueña, aburrida y previsible. El toreo, sí, es sutileza y belleza, pero también emoción. Y este Daniel lo sabe.