EL ROL DE LAS DERECHAS
Arsénico por diversión ·
Casado tiene la oportunidad de centrar el discurso del PPMª JOSÉ POU AMÉRIGO
Martes, 12 de noviembre 2019, 07:48
Secciones
Servicios
Destacamos
Arsénico por diversión ·
Casado tiene la oportunidad de centrar el discurso del PPMª JOSÉ POU AMÉRIGO
Martes, 12 de noviembre 2019, 07:48
España ya no es de centro. Es una de las consecuencias de la política incendiaria que se ha desarrollado en nuestro país durante los últimos años. Quizás nunca lo fue del todo pero, al menos, los radicalismos estaban muy focalizados a cada lado del espectro político: a la izquierda, el terreno lo cuidaba Izquierda Unida que no era capaz de superar su propio techo, y a la derecha, se mantenía a raya dentro de un PP capaz de aglutinar a nostálgicos, liberales y democristianos. Todo eso ha estallado en un 'Big Bang' patrio no ajeno a las tendencias globales y a los localismos exacerbados que se viven con dramatismo en Cataluña.
De hecho, el triunfo reiterado del PP durante años se debió, entre otras cosas, a su capacidad de fagocitar a los demás y reinar en solitario. Pero esa etapa terminó. Lo hizo con la entrada de Ciudadanos en la política nacional y quedó evidenciada este domingo con la irrupción de Vox en el Parlamento a menos de 40 escaños del PP. Los populares siguen siendo los líderes del centroderecha pero ya no tutelan a las demás fuerzas. Ahora, Vox es un compañero incómodo de viaje. Es incómodo por el cordón sanitario que la izquierda desplegará contra el partido de Abascal y todos sus aliados. Sin embargo, es también una oportunidad para Pablo Casado de centrar el discurso del PP. Sería más eficaz si no tuviera que gobernar, no ya en España, donde no parece probable, sino en ayuntamientos y comunidades autónomas. Hacerlo junto a Vox pone en duda su centrismo. En cambio, si se mantuviera en la oposición, se podría recomponer construyendo un discurso moderado que ya no tiene que disputarle a Ciudadanos. Es el gran reto de la derecha para no ser apartada del escenario político por una izquierda incapaz de ver los extremismos de su propia sangre. Un reto y una responsabilidad hacia los españoles a quienes los cálculos electorales han abocado a una exacerbación de las posturas y los espíritus. El mismo riesgo tiene ante sí Isabel Bonig si se deja arrastrar por las prisas en recuperar la hegemonía en la Comunidad Valenciana. Es cierto que el bloque de derechas tiene una innegable capacidad de remontar a tenor de la situación en la que queda tras el 10N, pero hacerlo de la mano de un discurso populista no parece la mejor opción. El entusiasmo del PP valenciano debería atemperarse con inteligencia emocional colectiva. Sin duda, ha mejorado sus expectativas y consolida a Bonig ante Génova, pero tiene que acostumbrarse a coordinar un discurso a tres frente a las izquierdas valencianas que, como a nivel nacional, procurarán meter a todos en el mismo saco para laminar al centroderecha. Es el momento de que cada uno de los tres actores, PP, Vox y Ciudadanos, se sitúe y diferencie con tal de hacerse insustituible. Que los intereses de los valencianos les unan en un pacto conservador no impide que cada uno desarrolle un rol con el que el votante se identifique.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La explicación al estruendo que sobresaltó a Valladolid en la noche del lunes
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.