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Así, con la melancolía irremediable pre-vacacional a flor de piel por ser ésta la última colaboración de la temporada, les comparto una efeméride que ... se celebra hoy: la ley de la segunda oportunidad. Un enorme acierto de la clase política de esas que observas mientras caminas y miras porque, aunque pueda parecer lo contrario, no la ideó Pablo Iglesias. Ni siquiera Irene Montero o cualquiera de las ministras intocables y ajenas a remodelaciones de la rama de Podemos. Esta ley la impulsó en 2015 el gobierno de Mariano Rajoy que, aunque es del PP, tiene barba, es registrador, es un tipo serio con retranca gallega de formas muy distantes a las modas políticas actuales, hay que reconocer que tuvo el acierto de sacar adelante esta herramienta que da cobertura al derecho a equivocarse. Pues hoy, 28 de julio, cumple 6 años.
Porque todos hemos fracasado en alguna ocasión reconcilia ver que existe una ley que permite al personal volver a empezar. Y más ahora, después del COVID y sus consecuencias desastrosas. Una ley que protege a los currantes, a los que lo han intentado y las cosas no les han salido como tocaba por la crisis, por el maldito virus o porque tropezaron y se equivocaron. Una posible solución para los que lo han intentado honestamente. Una oportunidad de que sus deudas queden saldadas y sus sueños no se queden atrapados en la maraña del fracaso.
Ya hay muchas familias y pequeños negocios que se están favoreciendo de sentencias justas que invalidan las deudas y les permiten poner el contador a cero. Para volver a empezar. Justicia de la buena, de la que cuesta ver y que no es apta para las picardías. Un espacio de esperanza para un poder judicial más que cuestionado por algunos jueces y fiscales que se han dedicado a hacer el trabajo sucio de la política y que han dejado muy tocado el prestigio de un colectivo que, por lo general, hace las cosas bien.
Está de moda esto de la segunda oportunidad. Hay iniciativas desde muchos ámbitos y hasta a las cosas les damos nuevas vidas y a sus materiales nuevos usos de la mano del reciclaje y esto de la economía circular que tanto se lleva. Pero es que también hay Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O) que defienden otra manera de educar para todos aquellos que fracasaron en un primer intento. Hacen posible una educación a medida sin tener en cuenta las circunstancias anteriores del alumno y ajustándose a sus necesidades particulares. Una buena noticia para una sociedad con un 20% de abandono escolar y un paro juvenil del 40. Tremendo.
Y por eso de desengrasar un poco, coincidirán conmigo, que el espacio cierto para las segundas oportunidades es claramente el emocional. Por ahí pasamos todos. Sino que se lo digan a Ben Afleck y a Jennifer López que han vuelto ¡otra vez! Son como los Liz Taylor y Richard Burton de nuestra generación. A este ritmo acabarán protagonizando una nueva versión de Cleopatra y Marco Antonio. Lo estoy viendo.
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