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En descargo de Achúcarro

ESPADAS ·

Se dejó embarcar en una aventura más familiar que musical

Jueves, 8 de julio 2021, 09:07

En mala hora aceptó Joaquín Achúcarro la presidencia del jurado del XXI Concurso Internacional de Piano José Iturbi. Se dejó embarcar por la diputada provincial de Cultura Gloria Tello en una aventura más familiar (de Tello) que musical: la renovación del certamen tras el mandato de Joaquín Soriano. Empeñó su prestigio en el envite. Y no lo perdió porque a sus 88 gloriosos años no hay tropiezo y chapuza ajenos que emborronen una ejecutoria como la suya. Pero a fe que faltó poco. El notable aumento de la dotación económica destinada a esta edición provocó un notable aumento de la participación, pero no de la calidad de los concursantes. El nivel de los participantes que llegaron a la final fue «tan decepcionante», al decir del crítico de LAS PROVINCIAS César Rus, que el jurado encabezado por Achúcarro optó por declararlo desierto y únicamente conceder los premios de consolación. Lo peor, de todos modos, para don Joaquín vino después. Cuando, con tal de fardar de que Achúcarro en persona le había llamado para ver si podía «mover lo del Premio Iturbi» en su periódico, el musicólogo Justo Romero, un exempleado de los tiempos más brumosos del Palau de les Arts, le puso a los pies de los caballos. «Te llamo para hablar del Iturbi y sus cosas», tituló presuntuosamente el libelo. Una pieza que demuestra, por lo demás, cuán injusta es la generalización que hace Janet Malcolm en 'El periodista y el asesino'. Ni de lejos son los reporteros los únicos profesionales que se ganan la confianza de las personas «para luego traicionarla sin remordimiento alguno». Véase, si no, al comentarista en cuestión. «¿Cómo se le ocurrió meterse en el Premio Iturbi?», le espeta displicentemente al venerable pianista. «¿No son ganas de complicarse la vida?». El día en que un analista de este jaez sea tan exigente con los intérpretes como con las empresas e instituciones que les contratan habrá que encargar una misa de acción de gracias. El caso que les relato es un buen ejemplo de ello. Todos los reproches se los lleva el pobre de don Joaquín. A la responsable política del nefasto resultado que ha tenido la remodelación del galardón, culpable por más señas de que el Palau de la Música permanezca cerrado dos años después del desplome del cielo raso de dos de sus salas, ni la roza. Como si la por lo demás concejala de Bienestar Animal de Valencia Gloria Tello no fuera la que se presentó en «Madrid con su equipo» (¡!) para enredar al maestro. Ojo: y la que nombró coordinador y asesor artístico del Premio y del Festival Iturbi a un amigo íntimo suyo, el pianista y profesor Óscar Oliver. Almazán II para los iniciados en programación musical valenciana.

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