Urgente Dos heridos graves al atropellarles un motorista en la calle Archiduque Carlos de Valencia

Si no estar en Twitter nos hace mejores personas, como sostiene Ada Colau, algunos debemos de andar rozando la santidad... Me refiero a los que llevamos años evitando Twitter (yo, concretamente, desde que se creó). Lo que ocurre es que al contrario que Colau, que dice dejar esa red para hacerse un favor a sí misma, a la política catalana y española en general y al universo en su conjunto, algunos simplemente hemos estado ausentes de Twitter por pura flojera, pereza, desidia, desinterés, indolencia... En fin, por esa 'dolce' galbana que nos condena a la inmovilidad cuando vemos pasar por delante un tren repleto de gente.

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Lo gracioso es que después de años rumiando la culpa y el reconcome de no estar (como periodista y como persona de mi tiempo) donde debería estar, tras más de una década culpando a mi proverbial vagancia, y pésima gestión del tiempo, de un absentismo digital imperdonable, ahora va a resultar que hice bien, que tomé la mejor decisión posible, que me he ahorrado toneladas de insultos, polémicas, sofocones, intoxicaciones y de padecer lo que Ada Colau denomina «la tiranía de la presencia permanente». Solo con leer su manifiesto de despedida ya dan sudores de estrés... Quince años ha tardado la alcaldesa de Barcelona en percatarse de que Twitter chupa «tiempo y energía» y «sobrerepresenta las polémicas y los discursos de odio». Quince años en los que ha utilizado esa red para arrimar el ascua a su sardina. Ahora sin embargo se siente empachada: Ada o el ardor de estómago... Otros en cambio sin hacer nada vemos pasar el cadáver de nuestro enemigo. Ahora es Twitter, antes Facebook y pronto será Instagram. Yo temía haberme quedado atrás por mi aversión a 'enredarme'. Pero va a ser que voy por delante.

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