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A veces hay errores sutiles, inocuos en apariencia, que esconden la llave de la caja de los truenos. Al parecer, un fallo al depositar un sobre en un buzón inició la investigación de la supuesta trama por la que la actual presidenta del Parlament de ... Catalunya ha sido procesada por presunto fraccionamiento de contratos en la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), durante la etapa en la que estuvo al frente. En aquella correspondencia que alguien abrió había numerosos billetes falsificados. La policía catalana descubrió después que el verdadero receptor de aquel 'importe' era un tal Isaías Herrero. Resulta que ese tal Herrero trabajaba como informático para la web de la ILC que, en ese momento, presidía Laura Borràs. Y así es como, tirando del hilo de un despiste que desencadena una confusión que supuestamente podría relacionarse con un caso de falsificación, se destapa una trama en la que el propio juez instructor del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) señala en su auto que Borràs «abusó» de sus competencias al aprobar a dedo, casi una veintena de adjudicaciones por un valor superior a los 300.000 euros, por la vía de contratos menores a favor de un amigo. La protagonista del supuesto fraude dice que todo es producto del linchamiento, la represión y la persecución del Estado por su 'punch' como lideresa independentista de Junts. Pese a que el republicano Pere Aragonès ha reconocido en las últimas horas que se la «apartaría» si fuera de su partido (ERC), lo que se espera de Borràs es que se atrinchere todo lo posible al sillón de segunda autoridad catalana.
Si hay un político avezado en aquello de enrocarse hasta las últimas consecuencias es Boris Johnson. Su retirada en diferido no ha sido fruto de un vacuo desliz. En la mochila del todavía premier británico hay una ristra de excéntricos despropósitos, falsedades y escándalos agravados por un probado menosprecio a las normas de las que debía ser ejemplo. Johnson no ha dimitido, lo 'dimitieron' cuando lo acorralaron dejándolo públicamente solo. En pocas horas, medio centenar de cargos, entre ministros y altos funcionarios, le presentaron su renuncia reprochándole falta de seriedad y de honestidad.
Una de las obras más críticas de Shakespeare contra los abusos de poder y autoridad se inspiró en este pasaje del sermón de la montaña: «Con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, se os medirá». En 'Medida por medida' presentaba a un duque que finge marcharse de Viena dejando a un vicario gobernando en su puesto para luchar contra la corrupción. En realidad, él se queda todo el tiempo disfrazado de fraile. Nunca se va porque se resiste a dejar de disfrutar manipulando los hilos a su merced.
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