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¿Cómo un despojo humano puede enamorarse de otro?

UNA PICA EN FLANDES ·

Domingo, 30 de enero 2022, 00:08

El jueves, con motivo del aniversario de la liberación de Auschwitz, se conmemoró el Día de las Víctimas del Holocausto. Y tuve la oportunidad de conocer en el Parlamento Europeo a Margot Friedländer, una de las últimas supervivientes que puede prestar testimonio directo de aquel horror. Margot tiene cien años, veintitrés cuando la detuvieron y la enviaron al campo de concentración de Theresiendstadt, en la actual República Checa. Dice que no sabe cómo se salvó, fue la única de su familia. Su madre se entregó para que su hermano adolescente no muriera solo. Recuerda que los prisioneros pesaban menos que muñecos, que lo único que sobresalía en sus anatomías esqueléticas eran los huesos de la nariz y que en el campo costaba reconocer incluso a los amigos y familiares. «Lo que ocurrió, ocurrió, eso no puede cambiarse, pero debemos impedir que vuelva a ocurrir», nos dijo. A ella le preocupa que la historia se olvide y se repita. De hecho, el nacionalismo y el populismo, de los que provienen el odio y la exclusión, ya han resucitado.

Lo más estremecedor de cuanto relata Margot sucedió unos días después de que los rusos liberasen Theresiendstadt. Adolf, un muchacho al que conocía de Berlín y con el que compartió aquel cautiverio, le pidió entonces que se casara con él. Margot respondió que sí, pero añadió que no estaba enamorada. «¿Cómo un despojo humano puede enamorarse de otro?», nos preguntó explicándose. Para enamorarse antes hay que ser una persona y los nazis deshumanizaban a sus víctimas para desprenderse de ellas como si fueran desperdicios sociales. Si lo que metes en el horno crematorio no son seres humanos tu fuego no es el del asesinato, sino el del tratamiento de basuras. Se casaron en el mismo campo de concentración. Y desde que Adolf murió en 1997, tras cincuenta y dos años juntos, Margot dedica su vida a ir a los colegios en Alemania para que los más jóvenes sepan qué horribles crímenes cometieron sus abuelos y bisabuelos.

¿Por qué en España no hacemos lo mismo con la Guerra Civil? Digo que las víctimas vayan a las escuelas a decir que lo que ocurrió no debe volver a ocurrir, como Margot. No, aquí justificamos cada uno al bando de su memoria histórica familiar y confeccionamos listas de los que murieron y lo perdieron todo por mitades. Nos falta una condena absoluta de la locura en que se embarcaron nuestros mayores, los unos y los otros. No hubo buenos y malos, no los hubo. En la Guerra Civil española todos fueron malos menos las víctimas, ¿por qué esta frase tan simple es imposible escucharla en nuestros colegios?

No hubo buenos y malos. En la Guerra Civil española todos fueron malos menos las víctimas

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