Devoción por la perfección

Pocas cosas se pueden decir de uno de los futbolistas que sin duda alguna ha marcado una época. Su despedida, además de por su edad, siempre nos impacta a todos. Sabíamos que su salud no era precisamente nada buena pero golpes tan de repente nunca te los esperas. Y más cuando, como es mi caso, he tenido la oportunidad de coincidir con él en un terreno de juego. Fue cuando él estaba en el Sevilla. Yo de capitán del Valencia y él del Sevilla. Eso siempre queda para el recuerdo porque hay que reconocer que futbolísticamente hablando era un jugador maravilloso, con una creatividad y una precisión sublimes que, unido a la inteligencia y a la visión de juego que tenía, le situaba en un plano prácticamente inalcanzable. Era, por decirlo de alguna manera, el futbolista perfecto. Tenía desequilibrio y garra en una época en la que precisamente los campos no estaban muy bien y había mucha dureza en los defensas. Yo, que no tuve la oportunidad de ver en directo a gente como Pelé o Di Stéfano, tengo que decir que para mí el mejor era sin duda Maradona. Lo fue hasta que apareció Leo Messi y ya nos hizo dudar a muchos. Es una verdadera pena que en su vida privada las cosas le hayan ido de tal manera que no haya servido de ejemplo para mucha gente, sobre todo los niños que no han tenido la oportunidad de verlo jugar. Quizás sólo se queden con esa imagen de él y ésa es la lástima. A pesar de eso, siempre me llamó la atención la devoción que muchísimas personas sentían por él y todo lo que generaba a su alrededor.